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IMPACTO DE LOS PLÁSTICOS EN LA SALUD HUMANA
La detección de microplásticos en la sangre indica que estas partículas lograron atravesar la barrera celular y acceder al sistema circulatorio, lo que sugiere una distribución generalizada en el cuerpo y la posibilidad de su presencia en varios órganos.
El plástico es un material ampliamente utilizado en diversas industrias debido a su impermeabilidad, resistencia y bajo costo, siendo ideal para productos que requieren durabilidad, como en la construcción. Sin embargo, el 44% de la producción plástica se destina a empaques descartables, utilizados brevemente y fácilmente descartados. Esta sobreproducción, impulsada por la demanda de industrias como la alimentaria, resulta en una contaminación plástica masiva. Como resultado, estamos expuestos constantemente a plásticos descartables, que generan toneladas de residuos en rellenos sanitarios y en el entorno natural.
Como consecuencia, esta exposición excesiva a plásticos genera que tanto sus fragmentos (microplásticos y nanoplásticos) como sus aditivos químicos ingresen en nuestro cuerpo a través de alimentos, agua y aire, principalmente. A pesar de que el organismo puede eliminar parte de estos plásticos (Zhang et al., 2021), varios estudios revelaron la presencia de este material en el torrente sanguíneo, hígado, placenta, leche materna, pulmón y testículos. Cada hallazgo tiene un significado diferente y, teniendo esto en cuenta, el haber encontrado plástico en el torrente sanguíneo de las personas (Leslie et al., 2022), incluyendo en el corazón (Yang et al., 2023), es considerablemente revelador. La detección de microplásticos en la sangre indica que estas partículas lograron atravesar la barrera celular y acceder al sistema circulatorio, lo que sugiere una distribución generalizada en el cuerpo y la posibilidad de su presencia en varios órganos.
Respecto a los efectos de los microplásticos y nanoplásticos en el organismo, aún queda mucho por estudiar. Sin embargo, los estudios publicados hasta ahora demuestran que el principal mecanismo de daño es la inflamación y las reacciones desencadenadas por el sistema inmunológico que pueden terminar generando un impacto negativo en el órgano donde se encuentra la partícula de plástico. Por otro lado, los plásticos son transportadores de químicos tóxicos. Estos químicos pueden ser agregados durante su producción o pueden adquirirlo del ambiente contaminado. El BPA y los ftalatos son los principales aditivos químicos que vienen siendo investigados desde hace más de 50 años (Halden, 2010, Calafat, 2005). El BPA y los ftalatos actúan como disruptores endocrinos, es decir, simulan hormonas del cuerpo y pueden provocar infertilidad y cáncer.
El problema de los plásticos puede ser abordado de dos maneras: prevenir su producción (río arriba) o gestionar su eliminación después del consumo (río abajo). En Unplastify abogamos por cerrar el grifo de producción de plásticos, ya que casi la mitad del plástico generado se utiliza una sola vez y luego se descarta. Es fundamental que todos los actores involucrados, incluyendo gobiernos, empresas e instituciones educativas, se comprometan con la reducción de plásticos descartables para lograr un cambio sistémico. Esto implica respaldar iniciativas que promuevan la minimización del uso de plásticos descartables y la implementación de regulaciones nacionales claras, así como repensar las operaciones tanto internas como externas de las empresas que hacen uso del plástico descartable. Además, es necesario desarrollar programas educativos y promover tratados globales como el que se viene debatiendo desde el 2022 (Publicaciones Unplastify) para abordar el problema de manera integral.
Si querés saber más sobre el impacto del plástico en las personas visitá nuestra sección de preguntas frecuentes.
PLÁSTICOS Y SALUD: LA AMENAZA INVISIBLE EN NUESTRA VIDA DIARIA
Los plásticos son una parte omnipresente de nuestra vida cotidiana, pero su impacto en la salud humana es cada vez más preocupante.
Los plásticos son una parte omnipresente de nuestra vida cotidiana, pero su impacto en la salud humana es cada vez más preocupante. Desde los envases de alimentos hasta la ropa que usamos, los plásticos están presentes en casi todos los aspectos de nuestra vida diaria. En 2021, se produjeron globalmente 391 millones de toneladas de plásticos, habiendo un incremento del 4% con respecto al año anterior. Lamentablemente, el 44% de la producción mundial de plásticos se destina al packaging (Plastics Europe, 2022). La creciente evidencia sugiere que los plásticos pueden tener efectos nocivos en nuestra salud, especialmente cuando se descomponen en fragmentos más pequeños, conocidos como microplásticos y nanoplásticos, o cuando liberan aditivos químicos.
¿CÓMO LLEGAN LOS PLÁSTICOS A NUESTRO ORGANISMO?
Los plásticos pueden ingresar a nuestro cuerpo de varias maneras
Una de las principales vías es a través de la ingestión de alimentos y agua contaminados. La mayoría de los plásticos se fragmenta lentamente con el tiempo, liberando partículas microscópicas que pueden contaminar el suelo, el agua y los alimentos. Estas partículas pueden ser consumidas por animales marinos y terrestres, y eventualmente pueden llegar a nuestra dieta (UNEP, 2018, Al Mamun et al, 2023). Además, los productos de plástico que utilizamos, como envases de alimentos y botellas de agua, pueden liberar sustancias químicas que luego ingerimos. Un estudio ha encontrado microplásticos derivados de PET, PE y PP en agua tratada para consumo (Pivokonsky et al., 2018). Incluso se han encontrado microplásticos en agua embotellada (Li et al., 2023; Kankanige y Babel, 2020; Mason et al., 2018).
Otra vía de exposición es la inhalación de partículas de plástico presentes en el aire. Podemos encontrar microplásticos en la atmósfera, es decir que podemos inhalar fibras de plástico (Gasperi et al., 2018, Cox et al., 2019). Se documentó la presencia de fibras plásticas tanto al aire libre como en ambientes cerrados (Dris et al., 2017). Debido a su pequeño tamaño, los microplásticos transportados por el aire pueden inhalarse directamente y presentar riesgos para la salud de los humanos, en particular para los trabajadores de la industria (Chen et al, 2020), lo que puede traer problemas respiratorios en algunos casos (Prata, 2018).
FRAGMENTOS Y ADITIVOS PLÁSTICOS EN EL CUERPO HUMANO.
Los nanoplásticos, fragmentos extremadamente pequeños de plástico, pueden representar un riesgo particular para la salud. Debido a su tamaño diminuto, pueden ingresar a las células y tejidos del cuerpo con mayor facilidad que los plásticos de mayor tamaño. Se halló que los microplásticos de menos de 20 µm pueden penetrar algunos órganos, y aquellos con un tamaño de alrededor de 10 µm podrían acceder a todos los órganos (Campanale et al., 2020). Se han encontrado microplásticos en la sangre (Leslie et al., 2022), pulmones (Jenner et al., 2022), hígado (Horvatitz et al., 2022), placenta (Ragusa et al., 2021) y leche materna (Ragusa et al., 2022).
Sabemos que hay microplásticos y nanoplásticos en distintas partes de nuestro cuerpo. Pero, cuál es el efecto sobre nuestra salud? Se observó que la presencia de microplásticos altera los glóbulos rojos (células de la sangre) y produce su muerte (Fleury et al., 2021). A nivel pulmonar altera genes, provoca efectos citotóxicos e inflamatorios que llevan a la muerte celular (Sheng et al., 2021; Dong et al., 2020), aumenta la susceptibilidad a infecciones respiratorias como influenza (Wang et al., 2023) y también se asoció la presencia de microplásticos a nivel pulmonar con la enfermedad pulmonar intersticial sutil o incipiente (Atis et al., 2005). Los microplásticos pueden alterar varias vías de regulación celular en la placenta. Estos efectos podrían causar problemas para el desarrollo del bebé, como nacer con un peso más bajo de lo normal (Ilekis et al., 2016). Un estudio reciente demostró que la presencia de microplásticos en placas de ateroma (depósito de lípidos) extraídas de la arteria aorta, hace que las personas sean más susceptibles a sufrir infarto, accidente cerebrovascular (ACV) y muerte prematura (Marfella et al., 2024).
No solo la presencia de microplástico o nanoplástico en el cuerpo humano tiene impacto negativo sobre el mismo. Muchos productos plásticos contienen ADITIVOS QUÍMICOS, como ftalatos, bisfenol A (BPA) y retardantes de llama. Los aditivos químicos se utilizan para mejorar las características y propiedades de los plásticos. Estas sustancias pueden migrar desde el plástico a los alimentos y bebidas, y pueden tener efectos negativos en la salud humana. Se ha relacionado la presencia de aditivos químicos en el organismo con trastornos hormonales (Mankidy et al., 2013), problemas reproductivos (Peretz et al., 2014; Huo et al., 2015) y enfermedades crónicas como la diabetes (Legler et al., 2015) y el cáncer (Chen et al., 2016; Salamanca Fernandez et al., 2021).
Es evidente que los plásticos representan una amenaza para nuestra salud. En el marco del Tratado Global de Plásticos, los científicos deben ser escuchados y se debe alentar la investigación del impacto de los plásticos en el cuerpo humano. Por otro lado, es crucial abordar esta problemática desde la producción hasta el consumo. Desde Unplastify creemos que se debe evitar el exceso en la producción de plásticos de un solo uso. Es necesario implementar medidas para reducir nuestra exposición a estos materiales promoviendo alternativas más seguras y sostenibles. Solo así podremos proteger la salud de las generaciones presentes y futuras.
PLÁSTICOS EN EL FIN DEL MUNDO
Tati Besada, se unió a bordo del buque de expediciones "Resolution" de National Geographic - Lindblad Expeditions. Su travesía la llevó a la remota Isla de los Estados, donde se enfrentó a una realidad desoladora: la presencia abrumadora de diversos plásticos.
Hace unas semanas nuestra capitana, Tati Besada, se unió a bordo del buque de expediciones "Resolution" de National Geographic - Lindblad Expeditions. Su travesía la llevó a la remota Isla de los Estados, donde se enfrentó a una realidad desoladora: la presencia abrumadora de diversos plásticos, destacándose los cabos y líneas de pesca como los principales contaminantes de este paraíso natural.
La Isla de los Estados, ubicada en el extremo sur de América del Sur, es un lugar remoto e inhabitado. Sin embargo, a pesar de su aislamiento, no está exenta de la contaminación plástica que afecta a los océanos de todo el mundo. Este fenómeno se debe en gran medida a las corrientes marinas y a los giros oceánicos, donde se acumulan enormes cantidades de desechos plásticos.
Las corrientes marinas transportan plásticos desde áreas densamente pobladas hasta regiones alejadas, como la Isla de los Estados. Una vez en el mar, estos desechos son atrapados en los giros oceánicos, áreas donde las corrientes circulares concentran los plásticos y otros desechos (NOAA). Esto explica cómo elementos como cabos y líneas de pesca, junto con otros tipos de plástico, pueden llegar a un territorio tan remoto. El 46% de los restos plásticos que hay en la "Isla de Plástico del Pacífico Norte" son redes de pesca (Lebreton et al., 2018).
el devastador impacto de los plásticos en la vida marina.
Durante la limpieza que realizó Tati junto con otros exploradores NatGeo en Isla de los Estados, encontró una gran cantidad de desechos plásticos que amenazan la vida marina y la belleza natural del lugar. Además de cabos y líneas de pesca abandonados, también hallaron envoltorios, botellas y tapas de envases de plástico, contribuyendo así a la contaminación del entorno marino.
El impacto de estos plásticos en la vida marina es devastador. Las redes de pesca abandonadas pueden atrapar a organismos marinos jóvenes, lo que lleva a su muerte y a una disminución en la población de especies vulnerables. Además, la ingestión de plásticos por parte de animales marinos puede causar asfixia e intoxicación (Ducan et al., 2017). Aproximadamente 700 especies marinas han sido afectadas por la contaminación plástica, lo que representa una grave amenaza para la biodiversidad marina (Gall y Thompson, 2015).
La presencia de plásticos en la Patagonia argentina y chilena es alarmante y está teniendo un impacto devastador en estos ecosistemas únicos. Los desechos plásticos, incluyendo botellas, envoltorios y otros residuos, representan el 50% de la basura encontrada en áreas no habitadas de la Patagonia chilena (Perez-Venegas et al., 2017). Esta contaminación amenaza la vida silvestre, afecta la belleza natural de la región y pone en peligro las actividades económicas y culturales de las comunidades locales que dependen de los recursos marinos y terrestres para su sustento. En Argentina, la situación es similar, con la contaminación plástica que afecta a la fauna marina, incluidos pingüinos (Recabarren-Villalon et al., 2023), ballenas (Alzugaray et al., 2020) y otras especies icónicas de la región, y contaminando las playas y costas vírgenes de la Patagonia. La presencia de plásticos en estos territorios inhóspitos demuestra la extensión global del problema.
LAS MEDIDAS CONCRETAS SON CRUCIALES
Para abordar este problema, es crucial tomar medidas concretas. En cuanto al impacto de la pesca, la FAO ha desarrollado las "Directrices Voluntarias sobre el Marcado de las Artes de Pesca", una iniciativa que busca mejorar la trazabilidad de las artes de pesca y combatir la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR). Este marcado permite rastrear tanto el origen como el destino final de las artes de pesca, lo que facilita la identificación de los responsables y contribuye significativamente a reducir la contaminación por desechos plásticos en los océanos (FAO, 2019). Sin embargo, también es esencial adoptar un enfoque holístico que abarque todas las etapas de la cadena de producción y consumo de plástico. Esto incluye reducir nuestro consumo de plásticos descartables en la medida de lo posible y promover prácticas de economía circular que minimicen el uso de plásticos descartables y fomenten la reutilización. También es urgente promover la investigación e implementación de materiales alternativos que no provoquen un impacto negativo en el ambiente.
La aventura de Tati en la Isla de los Estados nos ha mostrado la cruda realidad de la contaminación plástica en lugares paradisíacos y remotos. Para Unplastify, es un recordatorio poderoso de la importancia de nuestra misión: minimizar el uso de plásticos descartables en el mundo y regenerar los océanos.
¿QUÉ SON LOS BIO-PLÁSTICOS, SON UNA ALTERNATIVA?
En respuesta a las crecientes preocupaciones sobre el impacto ambiental de los plásticos convencionales, los bioplásticos se han posicionado como una posible solución. Cada vez hay más interés en los bioplásticos como alternativa al plástico convencional en productos descartables.
Aquí encontramos el primer problema. No existe una definición estandarizada de la palabra bioplástico. Si buscas en el diccionario, es probable que no la encuentres. La Real Academia Española aún no ha definido esta palabra. En Argentina existe un proyecto llamado “Iniciativa Bioplásticos” (COBIOMAT, 2021) que brinda una definición compleja de la palabra bioplástico y no hace referencia al tipo de materia prima utilizada ni a cómo se descarta. Sin embargo, European Bioplastics, organización referente sobre bioplásticos en Europa, es más precisa en la definición que brinda sobre bioplástico y lo define como “plástico bio-basado, biodegradable o aquel que presenta ambas propiedades”. En este caso, se menciona un origen biológico y la forma de descarte.
BOLSA DE PLÁSTICO CONVENCIONAL VS BOLSA BIODEGRADABLE/COMPOSTABLE
Las bolsas de plástico convencional son el primer indicador del uso y abuso que hacemos de este material. Las bolsas de plástico convencional fueron diseñadas para ser usadas unos minutos y luego descartadas. El problema es que el plástico convencional NO SE BIODEGRADA. Además es un material tan ligero que se pierde rápidamente en el ambiente. ¿Cuántas veces viste bolsas volando por la ciudad o flotando en el río, lago o mar? Yo muchas veces! Muchos países del mundo prohiben la entrega de bolsas plásticas en los supermercados o tiendas. La prohibición genera presión en la ciencia y en la industria para proveer al mercado de nuevas alternativas con menor impacto sobre el ambiente. Y acá entran en juego las bolsas de bioplástico.
Hay distintos tipos de bolsas de bioplástico y se promocionan como “bolsas biodegradables”, “bolsas compostables”, “no soy plástico”, “no es plástico”. El problema con estas afirmaciones es que idealizan su uso y no informan el material con el que está confeccionadas ni la forma correcta de descarte. Algunas de estas bolsas se ofrecen en color verde, promoviendo la idea de que son amigables con el ambiente. Sin embargo, estas bolsas verdes que son ofrecidas por muchos mercados suelen ser de un tipo de bioplástico denominado oxo-biodegradable. Los plásticos oxo-biodegradables consisten en plástico convencional (ej: polietileno) con agregado de un aditivo que acelera la fragmentación del material. ¿Qué quiere decir? El material se rompe en fragmentos pero no se descompone en sustancias asimilables por el ambiente. En definitiva, termina causando el mismo daño que el plástico convencional.
En 2019, Imogen Napper, una investigadora británica y embajadora de National Geographic, analizó bolsas encontradas en mercados del Reino Unido (Napper et al., 2019). Estas bolsas estaban hechas de diferentes bioplásticos, como biodegradables, oxo-biodegradables y compostables. Además, se incluyó una bolsa de polietileno de alta densidad, que es la bolsa convencional de plástico, para comparar. El estudio se llevó a cabo durante 3 años. Estos materiales fueron expuestos en tres entornos naturales: al aire libre, enterrados en suelo y sumergidos en agua de mar, así como en condiciones controladas de laboratorio. Se demostró que las bolsas biodegradables, oxo-biodegradables y de plástico convencional pueden durar más de 3 años en el suelo y en el mar. La única bolsa que desapareció por completo en el mar fue la compostable, y lo hizo en 3 meses. Sin embargo, la bolsa compostable permaneció casi intacta en el suelo después de 27 meses de enterrada.
Esto resalta la necesidad de informar claramente en los productos bioplásticos la forma correcta de descarte. Las entidades públicas responsables de autorizar la comercialización de este tipo de productos, deben considerar la infraestructura local disponible para su correcta gestión final. También es esencial reducir los costos y unificar los estándares de certificación para que los productos bioplásticos puedan llevar sellos que certifiquen su origen orgánico y/o compostabilidad. En conjunto, estas medidas ayudan a que los bioplásticos sean una alternativa real y eficiente a los plásticos convencionales.
SMOG PLÁSTICO: EN EL OCÉANO FLOTAN MÁS DE 170 BILLONES DE MICROPLÁSTICOS QUE EQUIVALEN A MÁS DE 2 MILLONES DE TONELADAS
Según los resultados de nuestro modelo, estimamos que en 2019 flotaban entre 82 y 358 billones de partículas de plástico (media = 171 billones de partículas de plástico, principalmente microplásticos, con un peso de 1,1 a 4,9 millones de toneladas (media = 2,3 millones de toneladas)
En el océano flotan mas de 170 billones de microplásticos que equivale a más de 2 millones de toneladas + Hay una tendencia creciente en la acumulación de microplásticos en el océano desde 2005.
Un creciente smog plástico, ahora estimado en más de 170 billones de partículas de plástico flotando en los océanos del mundo: se requieren soluciones urgentes.
Para el período con amplia cobertura de muestra (1990-2015), existe una variabilidad sustancial hasta 2004, lo que podría interpretarse como un estancamiento o una tendencia decreciente; sin embargo, desde 2005 en adelante, hay un aumento constante y rápido en la abundancia de plástico ( Fig. 3 ). Según los resultados de nuestro modelo, estimamos que en 2019 flotaban entre 82 y 358 billones de partículas de plástico (media = 171 billones de partículas de plástico, principalmente microplásticos, con un peso de 1,1 a 4,9 millones de toneladas (media = 2,3 millones de toneladas).
¿Habías escuchado acerca del smog plástico? Para recibir más información y estar al tanto de nuestras novedades, seguínos en redes o escribí a hola@unplastify.com
DEBATE NET ZERO: ¿QUIÉN ES RESPONSABLE DE LAS POLÍTICAS CLIMÁTICAS? ¿ESTADO O MERCADO?
En el último debate interno de Unplastify se discutió sobre el video “We debunk the latest climate lie” publicado por The New York Times. El video propone que el objetivo “net zero” de varias corporaciones no es viable debido a 3 razones principales:
los compromisos presentan plazos demasiado largos
siempre está presente la “letra chica”
y respaldan los compromisos con tecnología que aún no está disponible o no es aplicable a gran escala.
En esta oportunidad se sumó Taís Gadea Lara, periodista especialista en cambio climático, quien nos ayudó a contextualizar y poner en perspectiva ciertos temas tratados.
¿Qué es net zero?
El cambio climático se mide en términos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). Para simplificar, se habla de emisiones de dióxido de carbono equivalente. A raíz de esto, surge el concepto “net zero”. “Net zero” es cuando una empresa o gobierno remueve las mismas cantidades de estos gases (dióxido de carbono) que emite durante sus actividades. En teoría si todas las empresas y gobiernos lograran esto, el calentamiento global se detendría.
Durante el debate llegamos a tres conclusiones principales:
Tanto las corporaciones como los gobiernos hace más de 25 años establecen metas y compromisos para mitigar el cambio climático. Parte del equipo destacó la importancia de poner estos temas en la agenda pública y privada, y que sean temas de conversación que antes no existían. Sin embargo, observamos que estos compromisos se postulan a largo plazo. El problema con los compromisos a largo plazo surge cuando no hay una hoja de ruta que detalle la forma en la que se va a llevar a cabo. ¿Cuál es el tiempo óptimo para establecer una meta que logre mitigar el cambio climático? Al observar los compromisos que las corporaciones y países vienen realizando notamos que muchas veces se modifican cuestiones puntuales, pero sin embargo son insuficientes en relación a las metas establecidas. El paso del tiempo demuestra que esos compromisos no son más que promesas, sin hoja de ruta, objetivos intermedios, que permitan medir el recorrido, grado de avance, de la compañía en torno a la meta. Tais argumentó que el problema es que los compromisos de las corporaciones se quedan en la meta y no determinan la hoja de ruta. En uno de sus newsletter mencionó que los compromisos… “no tienen un proceso formal de seguimiento, control y cumplimiento que permita la puesta en marcha de las acciones necesarias para alcanzar las metas anunciadas” (RedAcción, 2021). Una forma de evitar que los compromisos sean simples promesas, es que una organización o institución ajena a la empresa, lleve registro y dé a conocer el estado de los compromisos. Existe una iniciativa denominada “Net Zero Tracker” que evalúa 2000 empresas con compromiso Net Zero o Carbono neutralidad (Net Zero Tracker). Crearon un bot de twitter que comunica de forma concreta el estado de los compromisos de cada empresa (Net Zero Check).
Respecto a la responsabilidad de normas y políticas climáticas se presentaron argumentos dispares. Esto generó un debate fructífero en donde permitió el intercambio de varias posturas. Si bien la mayoría estuvo de acuerdo en que tanto el estado como las corporaciones deben trabajar de forma conjunta en el planeamiento y ejecución de normas y políticas climáticas. También se planteó la idea de que los estados tienen límites, mientras que las corporaciones son transnacionales y no tienen fronteras. Por lo que hay que pensar las políticas climáticas de forma integrada. Un miembro del equipo mencionó la importancia y el rol no solo de las corporaciones, sino también de los mercados en la mitigación del cambio climático, si esos compromisos establecidos por corporaciones se convierten en normas para el mercado, es quien puede determinar políticas climáticas efectivas ya que los gobiernos solo duran solo algunos años. Este tipo de temas, requiere de establecer políticas a largo plazo, con metas y objetivos claros y progresivos.
Las empresas deberían recibir incentivos que permitan llevar a cabo los cambios necesarios para cumplir con sus compromisos de Net Zero. Para muchas empresas, la mitigación implica una gran inversión. Durante el debate se propuso la idea de brindar incentivos. Estos incentivos deben estar alineados con la posibilidad de cambiar el modelo de producción y los procesos (si fuera necesario). Es necesario poner en la balanza la idea de costo/beneficio. Hoy en día la inversión en nuevas tecnologías y el intercambio de pensamiento crítico, puede traer beneficios monetarios a futuro. Los miembros del equipo estuvieron de acuerdo en que mitigar es parte de la transición y que los compromisos deben estar diseñados en pos de una transformación real. Para lograr un cambio, es necesario que el cambio sea sistémico.
Entonces, ¿quién es el responsable de llevar a cabo las políticas climáticas? Se requiere la competencia de varios actores, donde cada uno lleve adelante una estrategia específica que permita alcanzar el objetivo. Estado y mercado -entendiéndose por mercados los oferentes y consumidores- son parte de un rompecabezas. El mercado no tiene fronteras y es necesario integrarlo a las políticas climáticas. El estado es quién debe regular para garantizar el cambio sistémico que se requiere. Con el fatalismo no se llega a ningún lado, es necesario el diálogo y la acción para poder armar un rompecabezas sólido que implemente un plan de acción eficiente frente a la crisis climática que estamos viviendo.
Estos debates no sólo nos sirven como actividades de distensión dentro del equipo sino que nos permiten conocer otras miradas sobre cada tema que tratamos, enseñándonos que entre todos pueden surgir grandes ideas con las cuales podemos trabajar.
Creemos que la problemática del cambio climático y su abordaje podría ser muy similar a la problemática de la contaminación plástica, se necesita de la colaboración entre actores, alternativas, metas y objetivos claros que resulten en políticas y regulaciones que incentiven a evitar el uso de plásticos descartables y acompañen en esa transición.
CRIANZA SIN PLÁSTICO: ¿CÓMO EVITAR LOS PAÑALES DESCARTABLES?
Como tantos otros productos descartables de un solo uso, los pañales se hacen con plástico y contribuyen de manera muy significativa a la cantidad de basura que generamos: 7.910 millones de kilos por año. El plástico de estos pañales, que se convierten en basura en tan solo unas horas, se acumula en el ambiente por siempre porque el plástico no desaparece. Conocé las alternativas más saludables para las infancias y para el planeta.
Pañales descartables: el problema del plástico
En los años 50 los pañales descartables se usaban en menos del 1% de los cambios de pañal de EEUU. Pero la demanda explotó a partir de 1961, cuando se puso a la venta un pañal barato y de diseño innovador (P&G, 2012). Hoy en día la mayoría de las familias eligen usar pañales descartables, llegando a un 95% en países como Canadá y Francia (Meseldzija et al., 2013, ANSES, 2019).
Vivimos en una cultura donde la mayoría de los bebés usan pañales por aproximadamente 36 meses (Dey et al., 2016). Un bebé recién nacido utiliza entre 8 y 10 pañales desechables por día y se estima que, a nivel global, el número total de pañales desechables utilizados durante los primeros 3 años es de 4600 a 4800 (Dey et al., 2016). En 2021, se consumieron aproximadamente 7.910 millones de kilogramos de pañales desechables en el mundo. Se prevé que esta tendencia creciente se mantenga en los próximos años, alcanzando los 9.200 millones en 2026 (Statista, 2022). En CABA, los pañales y apósitos ocupan el cuarto lugar dentro de los residuos sólidos, constituyendo el 5,19% del total (CEAMSE, 2016). Teniendo en cuenta que en la ciudad se generan 6.760 toneladas de basura por día (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), solo en CABA se descartan más de 350 toneladas de pañales y apósitos por día, el equivalente a 23 camiones de basura llenos de plástico.
Pero ¿de qué están hechos estos pañales? Los pañales desechables se componen principalmente de polímeros, como polipropileno, poliéster y polietileno, que son biológicamente inertes y no biodisponibles, es decir que derivan de combustibles fósiles como el petróleo y el gas (Dey et al., 2014; Cordella et al., 2015).
Desde fuera hacia la cola del bebé las partes de un pañal son: una capa exterior impermeable, la parte absorbente, un sistema de distribución del líquido, y la capa en contacto con la cola del bebé (Makoś-Chełstowska et al., 2021). La parte absorbente está compuesta por pulpa de celulosa (que viene de árboles) y un polímero superabsorbente fabricado principalmente como poliacrilato de sodio. El poliacrilato de sodio puede absorber y retener hasta 1000 veces su propia masa; el líquido se almacena dentro de una estructura de gel y ni siquiera se libera bajo presión (Cordella et al., 2015).
El resto es todo plástico:
Polipropileno (PP): Se utiliza principalmente para la lámina que está en contacto con la piel del bebé y presenta una superficie suave, lisa y altamente permeable (Cordella et al., 2015).
Polietileno de baja densidad (LDPE): se utiliza principalmente para la cubierta exterior impermeable que sostiene el pañal y evita que se filtren líquidos (Cordella et al., 2015).
Polietileno (PE): podemos encontrarlo en todas partes, en la lámina que distribuye el líquido, en la lámina en contacto con la cola del bebé, en la capa exterior impermeable, en las cintas y en los sistemas de fijación (Dey et al., 2014; Makoś-Chełstowska et al., 2021).
En otras palabras están compuestos por plásticos y como todo plástico no desaparecen, se acumulan por años en el ambiente.
Pañales de tela: la alternativa sin plástico
Este problema nos hace pensar en alternativas reutilizables, como los pañales de tela, que funcionan igual que los descartables: tienen una cubierta impermeable y una parte absorbente, y entre la cola del bebé y el absorbente puede agregarse un “siempre seco” (Lena, 2022). La tela absorbente puede ser de distintos materiales ecológicos como bambú o cáñamo. No tienen nada que ver con los antiguos pañales de tela que había que hervir, refregar, y que no dejaban respirar la piel. Además podemos elegir pañales con absorbentes certificados para asegurarnos de que estén libres de químicos tóxicos y cuya producción respete al medio ambiente. Con tan solo 12-15 pañales de tela modernos podemos reemplazar los casi 6000 pañales descartables que usa en promedio un bebé desde que nace hasta que deja los pañales.
En cuanto al gasto económico, según el IPC de 2023, considerando que el precio de 10 U. de pañales desechables es de $573,33, el gasto anual promedio por 2500 pañales para un bebé es de $143.332,5. En cuanto a los pañales de tela, comprar uno cuesta en promedio $6500. En un año, un bebé utiliza aproximadamente 10 pañales de tela (adaptado de Meseldzija et al., 2013), por lo que el gasto anual será de $65.000. Es decir, menos de la mitad. El bebé seguirá usando los mismos pañales que usó el primer año, por lo que no habrá más gastos en los años subsiguientes. Además, los pañales de tela se pueden usar en más de un bebé, lo que reduce significativamente su costo.
Podemos seguir usando pañales descartables pero reducir su consumo aunque sea en unos pocos pañales por semana, incorporando pañales de tela solo para la noche o para el agua, por ejemplo. De hecho, la mayoría de las familias que usan pañales de tela los combinan con descartables. También podemos replantearnos el hábito tan instalado de usar pañales 24/7 y regalarle a los bebés momentos sin pañal, que lo ayudan a tomar consciencia de su cuerpo, que le permiten a su piel respirar, que mejoran la dermatitis. La práctica tiene un nombre: higiene natural o comunicación de la eliminación. Y podés leer de qué se trata acá.
Tenemos una oportunidad para cuidar la salud del ambiente y de nuestros hijos e hijas con un cambio de hábito que está disponible y que nos permite ahorrar económicamente. Es cuestión de animarse a probar de a poco, empezar a probar las mejores alternativas y empezar a desplastificarnos.
HACIA EL CAMBIO CIRCULAR. PULPAK: UN CASO DE ÉXITO
Pulpak, empresa argentina con un modelo de triple impacto, encontró la forma de reemplazar el packaging convencional a uno innovador que evita los plásticos descartables. Para poder lograrlo, recuperan el 98% de cartón y plástico que proviene de las industrias y supermercados. Esto sirve como materia prima para realizar packaging de pulpa moldeada en forma de almohadillas. Pero ¿qué es exactamente la pulpa moldeada? Es un material semirrígido que se obtiene a partir de pasta de papel. El papel contiene fibras vegetales entre las que se encuentra la celulosa, que aporta un gran nivel de protección, ya que absorbe los impactos y vibraciones por su tipo de estructura evitando que afecten los productos durante la manipulación, el transporte o el almacenaje. La empresa trabaja con algunas de las principales marcas de electrodomésticos como Newsan, ofreciendo este embalaje para transportar sus productos de manera segura. Además de electrodomésticos protegen celulares, productos de medicina, alimentos, protección de muebles, productos embotellados, etc.
Con este nuevo producto se evita el uso del telgopor que es uno de los principales plásticos de un solo uso que se utilizan en la protección de objetos. El problema del telgopor es que se desgrana en pequeñas bolitas, que llamamos microplástico, y dado a su bajo peso se puede desplazar a grandes distancias. De esta forma llega a zonas naturales y se pone en contacto con animales silvestres que lo pueden confundir con comida e ingerirlos por error (Cole et al., 2015, Pazos et al., 2017, de Souza Machado et al., 2017, Weston et al., 2020). Un estudio en Ecuador determinó que al menos 6,63 toneladas de residuos sólidos urbanos de telgopor terminan en el relleno sanitario todos los días en ese país (Hidalgo-Crespo et al., 2022).
Uno de los principales beneficios que obtenemos a través de esta tecnología es que, al no tener aditivos químicos, se biodegrada y lo podemos compostar. Además, se reducen los costos en logística dado que estas almohadillas se acoplan y ocupan menos espacio que el mismo telgopor, dando la posibilidad de transportar y acopiar más productos utilizando menos camiones y por ende reduciendo las emisiones de CO2.
Para poder ver la diferencia (y el impacto) del residuo generado tanto de la pulpa moldeada como del telgopor en el transcurso de un año por ejemplo, imaginemos dos pilas de cada material ¿serán iguales o habrá alguna diferencia? Nos vamos a encontrar que la pila con la pulpa moldeada será mucho más baja por sus propiedades de biodegradarse volviendo a la tierra, mientras que, la pila de telgopor, se estará acumulando.
Las empresas cumplen un papel clave para generar un cambio sistémico libre de plásticos descartables. Unplastify las acompaña en el proceso de prevención del uso de plásticos descartables en operaciones internas y externas. Tanto aquellas como Pulpak que, desde sus inicios, trabajan en un material que reemplaza eficientemente este material, como aquellas que quieren adaptar sus operaciones para minimizar su impacto ambiental.
¡El camino hacia la desplastificación es posible!
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¿POR QUÉ CAMBIAR A UNA GESTIÓN MENSTRUAL SOSTENIBLE?
Desde hace tiempo se viene poniendo en debate la “Gestión Menstrual Sostenible” (GMS). Pero, ¿qué significa realmente? La Gestión Menstrual Sostenible hace referencia a las prácticas de cuidado e higiene para aquellas personas que tienen su menstruación, en la que se propone incorporar una mirada social, económica y ambiental a la hora de elegir aquellos productos utilizados durante la menstruación.
Pensemos en las últimas tres generaciones de personas menstruantes, es decir, tu abuela, tu madre y vos. Las tres recibieron su primera menstruación en un contexto distinto. La primera gestionaba su menstruación a través de apósitos de tela, la segunda vivió la transición entre estas últimas y las toallas higiénicas descartables, mientras que nosotras recibimos nuestro primer período con el hábito del uso y descarte: toallas higiénicas descartables, tampones, aplicadores de tampones y más. Sin embargo, cada vez son más las voces que cuestionan esta forma de gestión menstrual que, no solo genera residuos que se acumulan en rellenos sanitarios sin degradarse, sino también que impactan en nuestra salud.
Desde hace tiempo se viene poniendo en debate la “Gestión Menstrual Sostenible” (GMS). Pero, ¿qué significa realmente? La Gestión Menstrual Sostenible hace referencia a las prácticas de cuidado e higiene para aquellas personas que tienen su menstruación, en la que se propone incorporar una mirada social, económica y ambiental a la hora de elegir aquellos productos utilizados durante la menstruación (elaboración propia a partir del documento Justicia Menstrual, 2021 y el Fondo de población de las Naciones Unidas).
Para comprender mejor esta mirada socio-económica conversamos con la Asociación Civil “Preservate”, Asociación de Argentina la cual brinda charlas y talleres de Educación Sexual Integral (ESI) en colegios, hogares, clubes, empresas y más. La misma nos explica que hoy en día al hablar de menstruación, a su vez, estamos hablando de derechos. Estos últimos involucran una perspectiva que abarca la educación, la sanidad, la autonomía corporal, la desigualdad de género, la salud pública, el acceso a la información y la Educación Sexual Integral.
De acuerdo a la información brindada por “Preservate”, entendemos que hablar de “gestión menstrual” requiere también ciertas condiciones previas para las personas menstruantes que son básicas y esenciales: el acceso al agua limpia y a instalaciones sanitarias acordes (Justicia Menstrual, 2021). Estas cuestiones nos sitúan en un marco social específico para poder elegir productos de gestión menstrual y acceder libremente a los mismos. Existe actualmente una lucha que enfrentan muchas personas de bajos ingresos al intentar adquirir productos menstruales. El término “pobreza del período” también se refiere al aumento de la vulnerabilidad económica que enfrentan las personas menstruantes debido a la carga financiera planteada por los suministros, sumado a la desigualdad laboral en cuanto a los ingresos económicos (Fondo de población de las Naciones Unidas).
Desde esta mirada socio-económica, es claro que los productos para la gestión menstrual implican un gasto extra en la economía de todas las personas menstruantes generando, en aquellos sectores que presentan desigualdad social y económica, la dificultad al acceso de estos productos. Teniendo esto en cuenta, comparamos las opciones para una gestión menstrual que, en ciertos lugares, tenemos a disposición. Por lo tanto, si comparamos económicamente las opciones descartables vs. las reutilizables podríamos suponer que el gasto anual en toallas higiénicas descartables o tampones no parecería ser una suma importante. Sin embargo, el cambio a la copa menstrual nos permite ahorrar (en pesos argentinos), aproximadamente 5 años de gastos en tampones ($21.636) o toallas higiénicas femeninas ($16.145) si pensamos en términos de la vida media (5 años) de la copa menstrual (Elaboración propia en base a los datos informados en: Justica Menstrual, 2021). En Argentina, hubo un pico de búsqueda de “copa menstrual” en mayo de 2020 (Google trends). Es decir, en plena pandemia. Esto da cuenta del interés de las personas por cambiar sus hábitos de gestión menstrual. Actualmente, en el mercado argentino hay varias marcas disponibles, entre ellas una de origen nacional.
Ahora bien, incorporando una mirada ambiental, aparecen otros argumentos para incentivar la transición hacia una GMS. Solo en Argentina se usan y descartan 3.5 mil millones de unidades por año de tampones y toallas higiénicas descartables según la elección de productos de cada persona (Elaboración propia en base a los datos informados en: Justicia Menstrual, 2021). Esto genera más de 132 mil toneladas de basura anuales, es decir, plásticos que no son reciclables ni biodegradables (Justicia Menstrual, 2021), lo que equivale al peso de 758 aviones (elaboración propia en base a los datos en Justicia Menstrual, 2021). Esto nos da una pauta de la cultura en la que estamos inmersos en donde prevalece lo descartable y el abuso que hacemos de los plásticos.
Además del costo ambiental, afecta a nuestra salud. El impacto no solo es al final de su vida útil, sino durante el uso del producto. Tanto las toallas higiénicas descartables como los tampones NO son 100% algodón. Parte de su composición consiste en plásticos que contienen aditivos, que son sustancias químicas que le otorgan distintas propiedades al producto final. Pero las ventajas que le otorgan al producto, muchas veces se convierten en una amenaza para nuestra salud.
Veamos algunos de estos aditivos y el daño que pueden provocar:
Bisfenol A
El bisfenol A (BPA) es un aditivo que actúa como plastificante y se agrega a los plásticos para hacerlos más flexibles. Se encuentra en toallas higiénicas descartables y tampones (Gao et al., 2020). Entre los problemas asociados a la salud que se les encuentra tenemos que imita la acción del estrógeno, hormona muy importante en la regulación del ciclo menstrual femenino. En estudios con animales, se demostró que la exposición al Bisfenol A no sólo actúa como un disruptor endocrino, sino que también puede provocar alteraciones en el sistema reproductor (Peretz et al., 2014). La Dra. Pat Hunt, reconocida por mostrar el efecto adverso del BPA, advirtió que incluso a bajas dosis de BPA pueden generar un impacto negativo en la salud (Peeples, EHN, 2019), rompiendo con la creencia de que en pocas cantidades no hay efectos reales.
El BPA es solo la punta del iceberg, hay otros químicos que pueden actuar como disruptores endocrinos -sustancias exógenas al organismo que alteran la función del sistema endocrino-, como por ejemplo el bisfenol S (BPS) que se usa para reemplazar al BPA (Rochester et al., 2015). Por este motivo, tampoco se puede tener absoluta confianza en los productos que claman ser “libres de BPA” (Wei-Haas, NatGeo, 2018).
Ftalatos
Los ftalatos también son aditivos plastificantes. Están presentes en las capas (impermeables) de plástico de las toallas higiénicas descartables, y en los adhesivos. Además, pueden ser parte de las fragancias presentes en algunos productos de higiene menstrual. Un estudio reciente de la Universidad de Illinois halló 2 tipos diferentes de ftalatos en 11 marcas de toallas higiénicas descartables disponibles en el mercado de Grecia, Egipto, Japón, Corea, Finlandia, Francia y Estados Unidos (Park et al., 2019). Lo que llamó la atención de los autores es que estaban en niveles mucho más altos que los medidos hasta ese momento en otros productos de uso cotidiano.
Al igual que el BPA, los ftalatos son disruptores endocrinos (NIEHS, 2014). Se los han asociado a varios problemas de salud (Bienkowski, EHN, 2019) como ser trastornos endocrinos (Mankidy et al., 2013), y en el sistema reproductivo (Hannon et al., 2015). Los ftalatos también se han vinculado con problemas de corazón (Muscogiuri et al., 2016), diabetes (Legler et al., 2015), algunos tipos de cánceres (Chen et al., 2016) y defectos de nacimiento (Parks et al., 2000).
Hoy en día lo que nos toca es des-aprender prácticas de uso y consumo descartable y re-aprender a través de nuevas alternativas. En los últimos años han aumentado la cantidad de alternativas para reemplazar las toallas higiénicas descartables y los tampones, las cuales empiezan a ser cada vez más elegidas. Entre ellas podemos encontrar toallas higiénicas reutilizables con un diseño muy similar a las descartables o ropa interior menstrual y las copas menstruales (elaboradas con silicona médica). Según google trends, la copa menstrual es una de las opciones más populares (Jones, BBC, 2018).
La GMS es una oportunidad para desplastificarnos: cuidar el ambiente y nuestra salud al mismo tiempo. Existen alternativas más amigables y hoy en día, también, hay más información y difusión. Solo es cuestión de animarse y tomar el impulso al cambio porque no solo estamos cuidando al ambiente sino también a nosotras mismas. Tenemos que impulsarnos a salir de nuestra zona de confort e implementarlas y seguir siendo parte de la desplastificación.
Gracias al aporte de “Preservate” entendemos también la necesidad e importancia de volver estas alternativas más accesibles económicamente para todos los niveles sociales. En ese sentido es importante un Estado presente que logre a través de regulaciones para un acceso más igualitario.
¿CUÁL ES LA RELACIÓN ENTRE LOS PLÁSTICOS Y EL CAMBIO CLIMÁTICO?
Los plásticos contribuyen al cambio climático durante todo su ciclo de vida. El 99% de los plásticos provienen de combustibles fósiles (no renovables; CIEL, 2017; CIEL, 2019) como el carbón, el gas y el petróleo.
Desde el equipo de Unplastify nos motiva siempre aprender un poco más, por eso realizamos encuentros de debates sobre temas que nos interpelan en donde generamos un espacio de intercambio con todo el equipo. En esta ocasión tuvimos una invitada especial, Tais Gadea Lara, quien nos vino a hablar sobre su especialidad: el Cambio climático, para entender cómo se conecta este tema con el ciclo de vida del plástico.
Hace ya un tiempo comenzó a ser muy común escuchar en las personas comentar sobre las altas temperaturas en verano, las sequías o eventos climáticos extremos; adjudicando estos acontecimientos al cambio climático. Pero ¿qué es realmente el cambio climático? El término “Cambio climático” hace referencia a un cambio en el clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables (CMNUCC, 1992). Para ser comparable, este período debe ser de aproximadamente de 30 años.
Naturalmente existe un efecto invernadero y gracias a este es posible la vida en la Tierra. Es decir, el sol emite energía en forma de radiación solar, parte de esta energía es absorbida por la superficie terrestre que la libera a la atmósfera en forma de radiación infrarroja. Los gases de efecto invernadero (GEIs) que se encuentran naturalmente en la atmósfera, absorben esta radiación y emiten calor. De no ser por este fenómeno natural, la temperatura en la Tierra sería de grados bajo cero. El problema está en que un exceso de GEIs intensifica el efecto invernadero, lo que se traduce en un calentamiento global.
Este cambio en el clima, nos contaba Tais, “se comienza a incrementar a partir de la Revolución Industrial debido a un aumento en la quema de combustibles fósiles -carbón, gas y petróleo- liberando a la atmósfera gases de efecto invernadero”. Estos gases, apunta Tais, “como el dióxido de carbono y metano, retienen el calor provocando que la temperatura media de la tierra suba”. El cambio climático genera un aumento en las temperaturas lo que desencadena fenómenos meteorológicos extremos, derretimiento de glaciares y la elevación del nivel del mar. Todo esto trae más consecuencias como cambios en los hábitats de flora y fauna silvestres, entre otros efectos.
¿Qué tienen que ver los plásticos con el cambio climático? Los plásticos contribuyen al cambio climático durante todo su ciclo de vida. El 99% de los plásticos provienen de combustibles fósiles (no renovables; CIEL, 2017; CIEL, 2019) como el carbón, el gas y el petróleo. Durante toda la cadena de valor del plástico (extracción de materia prima, refinamiento, distribución y disposición final) se emiten gases de efecto invernadero. Siendo la etapa de extracción de la materia prima la que más CO2 aporta a la atmósfera con el 61% de emisiones (Zheng et al, 2019).
Por otro lado, el 55% de los plásticos producidos entre 1950 y 2015 terminaron en rellenos sanitarios o fueron descartados, el 25% se incineraron y sólo el 20% fueron reciclados (Ritchie & Roser, 2018 ). Geyer, referente en el tema, plantea que de las 6.300 millones de toneladas de residuos plásticos que se generaron mundialmente en el 2015, el 79% se acumularon en vertederos o entornos naturales, el 12% se incineraron y solo el 9% fue reciclado (Geyer et al, 2017). En términos de plásticos desechados, el porcentaje de incineración disminuye pero es uno de los factores que más aporta al cambio climático con el 60% de producción de GEIs (Zheng & Suh, 2019), además de todos los tóxicos que se liberan cuando se hace de forma no controlada.
De los desechos plásticos que se generan, una fracción termina en los océanos. Se estima que cada año 8 millones de toneladas de plásticos terminan allí (Jambeck et al. 2015). Los residuos plásticos presentes en el océano, intervienen en la captura de CO2 por el fitoplancton. Si bien se dice que el océano es el reservorio de carbono natural más grande del planeta, es gracias a estas microalgas que captura el CO2 y lo transporta a las profundidades. El beneficio es que evita que vuelva a entrar en la atmósfera. La contaminación plástica reduce la capacidad de estas microalgas para fijar el carbono disminuyendo el secuestro del CO2 atmosférico (Hamilton et.al., 2019).
La idea de nuestro debate en equipo, fue plantear la opción menos contaminante o que menos contribuya al cambio climático, respecto a los plásticos. La primera opción fue pensar de qué forma podemos reducir la huella de carbono del plástico. ¿Será que la mejor forma de disminuir las emisiones de GEIs, fuera encontrando un sustituto del plástico? Ante este planteo, Tais nos remarcó que debería evaluarse la huella de carbono durante toda la cadena de valor del nuevo material. El objetivo es evitar la realización de un cálculo erróneo, ya que se podría estar subestimando emisiones de GEIs en alguna de sus etapas.
Otra cuestión que surgió fue saber en qué lugar se posiciona a los plásticos descartables dentro de la agenda en la COP (Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático). La realidad es que esta problemática aún no está propiamente presente en la agenda de negociación pero indirectamente se ve afectada a través de los objetivos y metas que buscan disminuir las emisiones de GEIs y el uso de los combustibles fósiles. Por otro lado, recién ahora y en vísperas de la COP26, se está comenzando a discutir la posibilidad de unificar metas y parámetros para poder comparar entre países y saber quién reduce más o quién está avanzando más en cuanto a lograr las metas para así facilitar las acciones en la reducción de emisiones.
Si bien el tema es complejo, desde Unplastify creemos que la mejor opción es disminuir la producción y evitar el uso desmedido de plásticos de un solo uso. Para combatir el cambio climático debemos convertirnos en grandes estrategas. Abarcar la mayor cantidad de frentes posibles, y uno de estos frentes debería ser la eliminación de los plásticos de un solo uso.
Gracias @taisgadealara por brindarnos toda esta información sobre el Cambio Climático.
EL ÚLTIMO INVITADO EN IRSE DE LA FIESTA.. ¿A DÓNDE VAN LOS GLOBOS?
Los globos son sinónimos de festejo y alegría... no podemos imaginar un cumpleaños sin globos ¿no?
Los globos son sinónimos de festejo y alegría... no podemos imaginar un cumpleaños sin globos ¿no? Se los suele utilizar para adornar fiestas y/o eventos. En muchos casos se los usa, no sólo como juguetes para los niños, sino también para realizar actividades lúdicas y así favorecer el desarrollo de todas las acciones motrices en las primeras edades escolares.
Existen globos en una gran variedad de colores y formas, suelen ser metalizados o de látex -material que se origina a partir de la savia de los árboles de caucho- y en muchas ocasiones se los rellena con aire o con helio para que se eleven. Entonces, si los globos de látex provienen de un material natural… ¿son biodegradables? Deberían serlo ya que el látex se biodegrada pero, como se le agregan aditivos químicos, esto hace que los globos sean más resistentes y duraderos, siendo más lento su proceso de degradación (The Conversation, 2020). Es por este motivo que los globos de látex tardan en degradarse entre 8 y 10 semanas cuando están expuestos al aire y, en contacto con el agua, la degradación es más lenta, conservando la elasticidad por más de cinco meses (Irwin 2012). A medida que se va degradando, el plástico se va partiendo en pedazos más pequeños, convirtiéndose en microplásticos, que son prácticamente imposible de retirar del ambiente, es decir los globos no desaparecen.
Según la organización Balloons Blow, la cantidad de globos y restos de globos encontrados en las playas se ha triplicado durante la última década (Balloons Blow Inc, 2019). La organización Ocean Conservancy realizó en 2010 una campaña de limpieza de costas a nivel mundial en la que participaron 152 países. En total se recolectaron más de 75 mil globos y, en un total de 25 años de monitoreo la cifra llegó a 1,2 millones de globos (Ocean Conservancy, 2011).
En muchos países, incluido Argentina, se estila, a modo de celebración, la liberación de globos al ambiente. El acto de “liberar” puede generar emoción pero también trae consecuencias. Estos globos a la deriva terminan en ambientes naturales y la fauna marina los puede confundir con alimento. Un estudio determinó que los artículos de pesca, los globos y las bolsas plásticas representan el mayor riesgo de enredo para los animales marinos (Wilcox et.al., 2016).
Un estudio posterior encontró que los globos son el elemento de desecho de mayor riesgo; 32 veces más probabilidades de provocar la muerte que la ingestión de plástico duro (Roman et. al., 2019).
En varios países ya están tomando acciones prohibiendo o multando eventos que impliquen la liberación masiva de globos al aire (Williams, 2018). En otros casos, sugieren alternativas como remontar barriletes de papel, soltar flores nativas en algún curso de agua o hacer burbujas. En cuanto a eventos más pequeños, se puede decorar con papel de colores o banderines reutilizables. Siempre es lindo tener un motivo por el cual festejar y qué mejor hacerlo sin contaminar el ambiente. Optemos por alternativas igual de alegres pero por sobre todo.
¡Sumate a desplastificar tus celebraciones!
¿POR QUÉ SEGUIMOS ENCONTRANDO PLÁSTICOS EN LAS PLAYAS ARGENTINAS?
x Julieta Genovesi
De chica siempre disfruté de la playa, pero nunca faltaba la oportunidad de encontrarme una tapita de plástico o una colilla de cigarrillo. Cada vez fui notando más la contaminación por residuos plásticos producto de la actividad turística. Lo que me llevaba a preguntar ¿por qué llegaban estos residuos a las playas o qué hacían ahí? Lo primero que pensaba era que tal vez por descuido o por el viento los desechos se perdían a lo largo de la playa pero, generalmente, se debe a una falta de conciencia y responsabilidad en el cuidado del ambiente.
La contaminación por plástico en las playas y océanos es un tema que está tomando mayor interés a escala mundial desde los últimos años. Una investigación en el 2015 dio a conocer que aproximadamente ingresan al océano 8 millones de toneladas de residuos plásticos (Jambeck et al., 2015). Este mismo estudio señala que Argentina se encuentra entre los 25 países que más desechos plásticos producen, con 2.75 millones de toneladas por año.
Si bien se empezaron a realizar distintos estudios en el mundo, en Argentina son escasas las investigaciones que cuantifican y determinan el estado de las playas por la contaminación de plástico. Por tal motivo, al finalizar mis estudios de la Licenciatura en Ciencias Ambientales en la Facultad de Agronomía (2019), decidí realizar mi trabajo final de grado para evaluar el grado de contaminación en las playas del Partido de Villa Gesell en las distintas temporadas turísticas.
Seleccionamos tres playas que diferían en la cantidad de personas que las visitaban: Villa Gesell (con una mayor cantidad de turistas), Mar de las Pampas y Mar Azul (menor cantidad de turistas). El trabajo a campo consistió en tomar muestras al azar de arena superficial y pasarlas por un tamiz para recolectar los elementos de plástico que quedaban retenidos allí. Clasificamos los residuos plásticos encontrados por tamaño -macroplásticos, mesoplásticos y microplásticos- y por categoría -colillas de cigarrillos, film y envoltorios, fragmentos, hilos y fibra, pellet, tapas de botella y telgopor.-
Analizando los resultados, vimos que Mar Azul fue la playa con menor abundancia de residuos plásticos mientras que Villa Gesell fue la que mayor tuvo. Pudimos confirmar que la abundancia de residuos plásticos aumenta a medida que nos acercamos a las áreas más urbanizadas y visitadas, esto se debe a que la intensidad de uso es mayor producto de la mayor cantidad de gente que visita las playas.
En cuanto a los tipos de residuos plásticos analizados, los fragmentos fueron la categoría más abundante en ambas temporadas. Definimos esta categoría como aquellos residuos plásticos que se van rompiendo y perdiendo su forma original hasta convertirse en microplásticos -su eliminación del ambiente resulta muy difícil-. El hecho de encontrar este tipo de residuos, implica que el tiempo de exposición a la radiación ultravioleta y la acción de fuerzas tanto biológicas como la acción de las corrientes marinas y del viento fue lo suficientemente largo. Es decir, que muchos residuos plásticos vienen del mar y no son arrojados directamente Sin embargo, si consideramos el residuo más encontrado en la temporada alta en las playas más visitadas, la categoría más abundante fueron las colillas de cigarrillo -muestran el impacto inmediato que genera la actividad turística-. Además de contener sustancias químicas tóxicas, los filtros de las colillas, contienen plásticos que no se biodegradan (acetato de celulosa) provocando su permanencia y contaminación en el ambiente (Granados et al., 2019).
Como turistas, nos gusta disfrutar del sol, la playa y el mar, pero probablemente a nadie le gusta estar rodeado de residuos. Es por eso que debemos ser responsables, haciéndonos cargo de los residuos que generamos. Ningún tipo de plástico pertenece a la playa ni a ningún otro ecosistema. Los residuos son, además, un potencial riesgo para la fauna, ya que los animales los pueden ingerir por error o lastimarse a causa de ellos. Evitemos contaminar y consideremos la relación que tenemos con el uso desmedido de los plásticos. Hagamos turismo consciente, cuidemos del ambiente.
“Cada día encontramos mucho más plásticos en algunas colonias de aves”
En nuestra aventura por el fin del mundo conversamos con Andrea Raya Rey, investigadora del CADIC- CONICET.
En nuestra aventura por el fin del mundo conversamos con Andrea Raya Rey, investigadora del CADIC- CONICET.
x Rosario Medrano
Ya pasaron 3 meses de nuestro gran viaje de exploración y aventura a Ushuaia. Las entrevistas sobre los trabajos científicos relacionados a los problemas de los plásticos descartables en esa zona fueron muy ricas, con cada investigador que conversamos descubrimos que las las formas de acercarse al problema son muy diversas. Nuestra primera entrevista fue a Andrea Raya Rey, quien se fue acercando al problema de los plásticos al ver cómo aumentaban cada vez más en la naturaleza.
Andrea es doctora en ciencias biológicas, e investigadora del CADIC- CONICET y trabaja con aves marinas en Ushuaia hace 20 años. Su trabajo involucra su ecología, alimentación, vida reproductiva e interacciones con otras especies, y lo que particularmente le interesa es la conservación de las aves. Su trabajo incluye todo lo involucrado en la historia de vida de estos animales, su relación con el ambiente y que sucede con estas poblaciones a lo largo de los años. Debido a su arduo trabajo, es testigo de cómo la contaminación por plásticos fue avanzando sobre la naturaleza.
“Con todo los monitoreos (de aves marinas) que hago hace más de 20 años, cada día encontramos mucho más plástico en algunas colonias, y es notable la diferencia entre colonias cercanas a la ciudad respecto a las más alejadas. No obstante, hay basura en todos lados, hasta en los lugares más recónditos en donde el hombre no llega. El plástico SI llega, debido a que las corrientes marinas lo arrastran y lo llevan hasta allí.”
Algo que nos preocupa y nos preguntamos es cómo puede impactar todo este plástico en la fauna. Andrea no duda en su respuesta.“Los macroplásticos se transforman en microplásticos, que pueden ser ingeridos, y el efecto a nivel fisiológico puede ser leve o gravemente mortal en las aves. Son temas que continúan en estudio” Su mayor preocupación es que, a largo plazo va a afectar a la población de aves y estas van a empezar a disminuir. Por otra parte está el problema con las artes de pesca abandonadas o perdidas que generan enredos en animales, siendo muchas veces letal.
Andrea trata de involucrarse desde diferentes ángulos. Entre varias iniciativas, forma parte de un grupo llamado “Compromiso Onashaga”. Allí trabajan para reducir el impacto del turismo en las aguas y los animales del Canal del Beagle. Con ese grupo realizan también limpiezas en las playas y charlas sobre esta temática en diferentes escuelas. “En las primeras campañas con el Compromiso Onashaga encontrábamos mucha basura histórica, que estaba enterrada, hace 50 años. Por ejemplo, telgopores de las fábricas de electrónica, en donde venían los televisores que fabricaban. Estaba lleno de telgopor. Luego también encontrábamos muchas bolsas de plástico y muchos cabos (sogas) de los barcos pesqueros. Sobre todo en las islas más alejadas del continente se encuentra más plásticos de los barcos pesqueros”
Todos estos descubrimientos llevaron a Andrea a que expanda su área de estudio a plásticos. Incluso están comenzando estudios sobre microplásticos en la zona. Habiendo presenciado el avance de los plásticos, Andrea cree que es fundamental que todos seamos consumidores responsables como parte de la solución al problema.
Escuchar, entender y aprender de aquellos que vienen viendo las modificaciones en el entorno, nos hace entender no sólo del problema sino de cómo podemos accionar para evitarlo y cambiarlo. Como Andrea, desde Unplastify creemos que la solución a este problema es sistémica. Somos parte, desde lo que hacemos como consumidores y como ciudadanos para sumar al cambio que también involucra a las empresas, organizaciones y gobiernos.
Gracias Andrea Raya Rey por la entrevista.
"Todos hablan de Seaspiracy: qué datos usan sobre plásticos y cuál es nuestra mirada"
Todos están hablando de Seaspiracy, el nuevo documental original de Netflix que recorre diferentes problemas que impactan los océanos y la vida marina. Este documental fue muy comentado y debatido en las últimas semanas. Elegimos 5 datos utilizados sobre plásticos y acá damos nuestro punto de vista.
Todos están hablando de Seaspiracy, el nuevo documental original de Netflix que recorre diferentes problemas que impactan los océanos y la vida marina.
Este documental fue muy comentado y debatido en las últimas semanas. Elegimos 5 datos utilizados sobre plásticos y acá damos nuestro punto de vista.
1. “El 46% de los plásticos en la isla de plástico del Pacífico Norte son redes de pesca.” (Lebreton et al, 2018)
Es importante destacar que se han identificado 5 islas de plástico. Una de estas islas está ubicada en el Pacífico Norte, y es solo en ésta donde se estimó que el 46% de los plásticos correspondía a redes de pesca. A nivel global, aproximadamente el 80% de los plásticos en los océanos proviene de actividades en tierra, especialmente cerca de grandes ciudades.
2. “El equivalente a un camión de basura se vierte en el océano por minuto”
Este dato proviene de uno de los estudios más famosos sobre el ingreso de plásticos a los océanos que estima que aproximadamente 8 millones de toneladas de plástico entran a los océanos cada año, lo que equivale a un camión de basura lleno de plástico tirado al océano por minuto. Esto se debe principalmente a una mala gestión de este material en zonas costeras. El problema de los plásticos en los ambientes es grave y crece minuto a minuto.
3. “Estos plásticos se descomponen en microplásticos, y hoy al menos superan a las estrellas en la vía láctea en 500 veces” (UN News, 2017)
Una investigación en el 2014 estima que en los océanos hay entre 15 y 51 billones de partículas de microplásticos con un peso de entre 93 y 236 mil toneladas, y se establece una comparativa con la cantidad de estrellas en la vía láctea. El plástico no desaparece, sino que se rompe originando estos microplásticos -plásticos de un tamaño igual o menor a 5 mm-. Es importante saber que es prácticamente imposible retirar los microplásticos de la naturaleza.
4. “Los sorbetes son solo 0,03% de los plásticos que se encuentran en los océanos.” (Román et al, 2020)
En realidad, el estudio al que se refiere considera los ítems de plásticos más encontrados en las limpiezas de playas sobre las líneas de la costa. Allí encontraron que solo el 0,03% de estos residuos eran sorbetes. La lucha para prevenir el uso de sorbetes, así como de botellas de plástico o bolsas para compras, resulta significativa porque son productos plásticos muy fácilmente reemplazables y evitables. Además, permiten comunicar de manera simple la importancia del problema de la contaminación plástica e incentivar un cambio de hábito y cultural en la sociedad.
5. “La pesca comercial es mucho más dañina que la contaminación por plástico”.
Creemos que las comparaciones sobre daños ambientales (como en esta frase), sobre-simplifican los múltiples factores a considerar y no son precisas. Ambos problemas son sumamente importantes ya que dañan los océanos, la vida marina y, finalmente, a nosotros mismos. En la búsqueda del problema MÁS importante, se pueden desestimar aspectos y soluciones relacionadas a los océanos que no debemos descuidar, ignorar o demorar. Debemos entender que es un tema complejo que requiere un abordaje sistémico. No existe una única solución, hay que actuar ante todas las problemáticas.
Desde UPF creemos que problemáticas complejas como las que plantea este documental requieren soluciones sistémicas que involucren a todos los actores: empresas, industrias, gobiernos e individuos. Los plásticos en el océano no solo afectan al ecosistema marino sino también a todas las personas, y por eso no hay que subestimarlo. Un mundo desplastificado es posible y necesario.
VOS también podes ser parte DE LA DESPLASTIFICACIÓN DE LOS OCÉANOS
¿Ya pensaste qué cambio vas a impulsar en tu comunidad?
LABORATORIO EN USHUAIA
Parte de nuestro viaje de exploración a Ushuaia conversamos con algunos investigadores que estudian, entre otras cosas, qué sucede con los plásticos en esta parte de Argentina.
x Rosario Medrano
“La principal solución es reducir el uso. Hablan de reciclar y reciclar, ¿y si mejor cambiamos de material?” reflexiona Antonela Albizzi, una becaria doctoral del CADIC en Ushuaia. Antonela es una de las personas especialistas que entrevistamos para conocer la situación de los plásticos en el fin del mundo. Hace pocos meses en Ushuaia se prohibió la comercialización de hisopos y están trabajando para que Tierra del Fuego sea la primera provincia en prohibir los plásticos descartables a través de la ordenanza n°5582. Junto al equipo de Unplastify dedicamos parte de nuestro viaje de exploración a Ushuaia para conversar con algunos investigadores que estudian, entre otras cosas, qué sucede con los plásticos en esta parte de Argentina.
Antonela está realizando un doctorado sobre aves marinas y residuos. A raíz de ese trabajo va regularmente a la pingüinera en la Isla Martillo, su lugar de estudio que nos invitó a conocer. Cuando le preguntamos sobre su relación con el plástico nos respondió que le dolía mucho pensar en el tema. “Me cuesta mucho separar las emociones y verlo desde un punto de vista objetivo. Me lo tomo como algo casi personal y quizás por eso estoy acá”. Su intención fue trabajar con el tema de los plásticos desde el comienzo. “Vamos a poder parar el vertido (de plásticos) pero va a ser imposible retirarlos del ambiente y eso me resulta un poco abrumador”, comentó preocupada.
También conversamos con Andrea Raya Rey, investigadora del CADIC quien trabaja con aves marinas hace más de 20 años. “Cada día encontramos más plásticos en algunas colonias (de aves) y es notable la diferencia entre las colonias cercanas a la ciudad y las que están alejadas de la ciudad. No obstante hay basura en todos lados, en lugares de lo más recónditos que el hombre no llega pero las corrientes marinas van llevando el plástico y otros residuos a lugares muy alejados y que uno los ve como prístinos.” Ella cuenta que hace pocos años comenzaron a estudiar la presencia de residuos plásticos en las colonias de aves marinas. Quedaron absolutamente sorprendidos al encontrar que en las colonias cerca de Ushuaia, el 90% de los nidos tenían plásticos descartables. Sin embargo, el estudio de plásticos en la fauna es todavía incipiente. Andrea recuerda que cuando Antonela se acercó a ella para hacer su doctorado fue muy concreta con el tema que quería abordar: microplásticos en pingüinos. Entre otras cosas, Andrea da varias charlas al público general y en colegios durante el año “Llevarle esta problemática a la gente, con fotos de la realidad, creo que es importante para tomar conciencia de nuestra relación con la naturaleza y que todos tratemos de ver como estar en armonía con la naturaleza que nos rodea.”
También conversamos con Ignacio Chiesa, otro investigador de CADIC quien trabaja con un grupo de crustáceos: los anfípodos. Siempre le interesó la problemática de los residuos. Se mudó a Ushuaia hace un tiempo y fue también en los últimos años que su trabajo se enfocó en los microplásticos en ambientes marinos presentes en algunos invertebrados. Ignacio realiza trabajos junto a investigadoras de la Universidad Maimónides y le resulta interesante encontrarse trabajando en este tema con personas de otras disciplinas como ingenieros en materiales, que se complementan bien para comprender esta problemática: “Hay componentes que se fragmentan más rápido (en microplásticos), entender la historia es como una caja negra porque desde que se produce hasta que llega ahí son tantos los actores del ambiente y nosotros buscamos entenderlo realmente”. Al igual que Andrea, nos dice que este es un tema nuevo para todos. Sobre el problema con los plásticos comentó: “Me hace pensar cuándo termina y dónde termina (el plástico), ¿qué está ocurriendo con el resto? Si al mar llega tanto residuo plástico, ¿a dónde está yendo todo eso?“. A Ignacio le inquieta pensar en escala de tiempo y espacio, dada la durabilidad del material y su presencia en todos lados.
Las soluciones que proponen estos investigadores son claras. “Ser consumidores más responsables y evitar el consumo excesivo de plásticos de un solo uso” destaca Andrea. La reducción del material se ve como una medida esencial. Por otra parte Antonela reflexiona que lograr movilizarse para que el tema entre en agenda política y lograr la regulación del uso y venta de los plásticos. Cuando entra en debate y se discute cree que se empiezan a generar los cambios. Hay que empezar a comunicar. Para Ignacio se deben buscar soluciones realistas dentro de un problema complejo, pero a pesar de esto cree que estamos encaminados.
Todo lo que nos contaron los investigadores nos confirma que el problema del plástico es complejo y grave. Que es fundamental el rol que tenemos como consumidores. A veces parece un problema invisible pero cuando tiramos plástico no desaparece. Bolsas, sorbetes, vasos, cosas que usamos 5 minutos y duran cientos de años en el ambiente, acumulándose. La mejor solución es evitar su uso y abuso en productos descartables. Como dijo Antonela: “La principal solución es reducir el uso. Hablan de reciclar y reciclar, ¿y si mejor cambiamos de material?”
Les queremos agradecer a Andrea Raya Rey (@andrearayarey), Nacho Chiesa (@nachiochiesa) y Antonela Albizzi (@anto.albizzi) por las entrevistas.
¿QUÉ PASA CON EL GLITTER?
Adornos para fiestas, productos de cosmética y manualidades llenas de brillos. La purpurina, brillantina o glitter está en todos lados. Desde chicxs en actividades en las escuelas y de más grandes en celebraciones y fiestas. Pero… ¿Alguna vez te preguntaste qué es el glitter?
Adornos para fiestas, productos de cosmética y manualidades llenos de brillos. La purpurina, brillantina o glitter está en todos lados. Desde chicxs en actividades en las escuelas y de más grandes en celebraciones y fiestas. Pero… ¿Alguna vez te preguntaste qué es el glitter? El glitter es una combinación de plástico y aluminio, elaborado a partir de láminas de plástico. Es considerado un MICROPLASTICO por diseño, que además es imposible de reciclar o reutilizar.
En muchas ocasiones estas micropartículas de plástico terminan en el ambiente, por ejemplo en los océanos a través del desagüe, con la posibilidad de poner en riesgo tanto a especies marinas como a nosotros, al introducirse en la cadena alimenticia. Se estima que hay 5.25 billones (5.250.000.000.000) de piezas de plástico en los océanos, que pesan 269 mil toneladas.
Impacto Ambiental
Ya se conoce que la presencia de microplásticos en el océano es sumamente peligrosa. Puede traer varios problemas. Una vez allí ingresan de manera directa en nuestra cadena alimenticia: es consumido por peces, aves y eventualmente por nosotros. Además, en un estudio de Junio de este año se descubrió que los microplásticos podrían también estar en el aire y caer con la lluvia en áreas naturales protegidas, las cuales esperaríamos que sean prístinas. A su vez, la presencia de glitter en materiales reciclables como el papel envoltorio impide que estos sean reciclados.
La investigadora asociada del Centro de Ecología e Hidrología de Reino Unido, Alice Horton, informó que como la purpurina es un microplastico, tiene el mismo potencial para causar daño que cualquier otro microplástico, como las microesferas o microperlas (partículas de plástico que contienen algunos productos cosméticos y que ya están prohibidas en 8 países del mundo).
Impacto en nuestra salud
Además, la brillantina no solo es preocupante para el ambiente, también lo es para nuestra salud. Contiene componentes metálicos muy tóxicos, entre ellos plomo, cobre, zinc, aluminio y estaño. En algunas provincias en Argentina el uso de brillantina en escuelas está prohibido. En Mendoza, por ejemplo, está prohibida la venta de glitter a menores de edad y se ha eliminado su uso de escuelas de toda la provincia, especialmente en los jardines maternales y salas de 4 y 5 años. Debido a lo peligroso que es este material para niños.
Acción
Trisia Farrelly, antropóloga medioambiental de la Universidad Massey en Nueva Zelanda también argumentó que la purpurina debería prohibirse dado que es un microplastico y todos los microplásticos acaban en el medio ambiente. De todos modos, todavía se desconoce la cantidad de purpurina que se filtra en el ambiente y a través de qué vías lo consigue.
A pesar de que distintxs investigadores consideran que la prohibición de este material es algo adelantada, dado a que se continúa investigando para conocer los problemas vinculados al glitter, en algunos lugares ya se está tomando ACCIÓN al respecto. Grandes comercios minoristas de Reino Unido, han decidido eliminar la brillantina de los productos navideños. Morrisons, Waitrose, y John Lewis serán “libres de glitter” estas fiestas. Por otro lado, la cadena británica de educación infantil y guarderías Top Days Nurseries lidera una campaña para eliminar el uso de purpurina en actividades de ocio y maquillaje desde 2017, la cual ha recibido el apoyo de entidades y expertos de diversos rincones del planeta. Asimismo el uso de glitter en el Centro de Artes Richmond en Canadá también ha sido suspendido.
Algunas cosas que consideramos insignificantes y diminutas, como el glitter, pueden tener un gran impacto tanto en el ambiente como en nosotros. ¿Te habías preguntado alguna vez qué pasa con el glitter?
¡Súmate y evita el glitter!
#soltáelglitter
LABORATORIO EN LA TV
Informe especial de los Residuos de la pandemia - Por La Televisión Pública Noticias
13.11.2020 - Por Televisión Pública Noticias
Un Informe especial de los Residuos de la pandemia da cuenta del hallazgo de guantes y barbijos que utilizan personal de salud y que debería recibir un tratamiento especial.
Desde el Área de LABORATORIO participamos en el informe realizado por la TV Pública Argentina sobre los residuos de la pandemia.
Mirá el video - Click acá
¿LEGOS EN EL OCÉANO?
En el año 1997 un buque de carga fue golpeado por grandes olas durante su viaje a través del Atlántico. Como consecuencia 62 contenedores de carga se perdieron en el océano, uno de ellos contenía casi 5 MILLONES de piezas de legos.
En el año 1997 un buque de carga fue golpeado por grandes olas durante su viaje a través del Atlántico. Como consecuencia 62 contenedores de carga se perdieron en el océano, uno de ellos contenía casi 5 MILLONES de piezas de legos.
No se sabe muy bien qué pasó - ni qué había en los demás contenedores que cayeron al océano - y se desconocía la situación de los legos, hasta que tiempo después comenzaron a aparecer legos en las costas de Cornwall, Reino Unido. Entre ellos se encontraban piezas como margaritas, pulpos y hasta dragones.
Algunos ciudadanos de Cornwall comenzaron a recolectar los legos y se generó naturalmente una competencia por encontrar las mejores piezas. Además surgió @legolostatsea , un museo online de los juguetes plásticos hallados del derrame de 1997. Muchas personas comparten fotos de los legos que han encontrado en diferentes playas de Inglaterra.
23 años después estos pequeños juguetes plásticos siguen apareciendo en las Costas de Cornwall en Inglaterra, pero no en otro lugar…. lo que es algo curioso, y nos lleva a pensar un poco sobre las maravillas y los misterios del mundo de los océanos y las corrientes. Sin embargo, lo más interesante es que todos los legos hallados en las Costas de Cornwall se ven como recién salidos de sus cajas.
Aunque no se trata de plásticos descartables, esta historia nos hace reflexionar sobre lo indestructible que es este material y cómo, a pesar de permanecer más de 20 años en el océano NO DESAPARECE.
Un reciente estudio reveló que el clásico ladrillo lego lleva entre 100 y 1300 años en desintegrarse por completo en el océano; presentando variaciones dependiendo de la composición del plástico y la temperatura marina que experimenta. (Science Alert, 2020)
Si los legos encontrados del derrame de 1997 son tan duraderos como el informe sugiere, es probable que estos juguetes sigan apareciendo en las costas por cientos de años. Algunos materiales plásticos son tan nuevos que no sabemos qué pasa con ellos… pero estudios como estos nos dan algunas ideas.
Si bien esto fue un caso emblemático en el que millones de juguetes de plástico acabaron en el océano por accidente, muchas personas han descubierto legos en distintas playas del mundo que - a diferencia de los hallados en Inglaterra - no pertenecen al cargamento perdido en 1997, sino a niños que accidentalmente los olvidan. Estos pequeños juguetes olvidados en la playa acaban en el océano, a la deriva por cientos de años, poniendo en riesgo tanto la vida marina como nuestra salud.
Desde LEGO promueven que sus juguetes sean pasados de generación en generación. La durabilidad del producto permite que sean utilizados por muchísimos años. Bajo su programa LEGO REPLAY, inspiran a sus clientes a donar los ladrillos que ya no utilizan con el fin de otorgarlos a niños que los necesiten. Hasta el día de hoy 23.412 niños están jugando con ladrillos recuperados a través de donaciones. A partir de este programa se promueve que los juguetes NO sean desechados. Además, hace años que vienen investigando materiales alternativos, entre ellos plásticos en base a caña de azúcar.
Si bien cada juguete lego está diseñado para ser utilizado por mucho tiempo, sus envases acaban desechados rápidamente. Por eso, hace un tiempo comenzaron a reemplazar el plástico descartable de su packaging por materiales biodegradables como papel. Su objetivo es que su packaging sea completamente de materiales biodegradables para 2025.
Además en Agosto de este año se sumaron a la Fundación de Ellen MacArthur como parte de su compromiso de convertirse en un negocio más circular. El programa tiene como objetivo focalizarse en acelerar la transición a una economía circular, inspirar diseño circular en la industria de los juguetes y enseñar a niños sobre economía circular a través del juego, entre otros.
¡Te invitamos a descubrir más sobre las iniciativas de LEGO y el proyecto LEGO LOST AT SEA !
PLÁSTICOS EN PANDEMIA
Desde diciembre de 2019, el virus SARS-CoV-2 se propagó rápidamente por todo el mundo contagiando a millones de personas. En este contexto entendemos que es prioritario evitar más contagios, pero lamentablemente en un esfuerzo para lograr esto se incrementó exponencialmente el uso de plásticos descartables.
Desde diciembre de 2019, el nuevo virus SARS-CoV-2 se propagó rápidamente por todo el mundo y a pesar de que está siendo intensamente investigado todavía se está trabajando para desarrollar una vacuna. Este virus causa la enfermedad COVID-19 que se contagia principalmente de persona a persona por el aerosol generado al hablar, toser o estornudar. Otra forma de contagio es a través de superficies, siendo el plástico la superficie en donde el virus permanece más tiempo (de 3 a 7 días). En este contexto entendemos que es prioritario evitar más contagios, pero lamentablemente en un esfuerzo para lograr esto se incrementó exponencialmente el uso de plásticos descartables.
Inicialmente veíamos de forma optimista la reducción de emisiones de carbono, cielos despejados de smog y agua limpia. Lamentablemente, en este esfuerzo por detener los contagios, se incrementó el uso de bolsas, bandejas de plástico, barbijos y guantes descartables. Estos dos últimos fueron y son obviamente utilizados por el personal de la salud, que por supuesto está completamente justificado. Lamentablemente otras personas hacen uso y abuso de estos productos convirtiéndose la contaminación plástica en un daño colateral de la pandemia.
Según un artículo de WWF Italia "si solo el 1% de los barbijos se desecharan de forma incorrecta y terminara en la naturaleza, esto provocaría que hasta 10 millones de barbijos por mes contaminaran el medio ambiente".
Uso y abuso de barbijos y guantes de plástico
Es claro que el uso de plásticos descartables es fundamental para los trabajadores de la salud. El problema comienza cuando los individuos particulares hacen uso y abuso de este material ¿Cómo? Principalmente en el uso de barbijos y guantes de plástico descartables para protección. A pesar de que la OMS sugiere reservar los barbijos descartables exclusivamente para el personal de la salud, muchas personas siguen usándolos de manera excesiva generando un impacto enorme en el ambiente. Es importante destacar que los barbijos y guantes de plástico no son reciclables, por lo que acaban generando un impacto enorme en el ambiente.
Millones de barbijos y guantes son usados por poco tiempo y desechados todos los días. Los barbijos descartables suelen contener polipropileno (PP) que, debido a la composición hidrofóbica de las microfibras, actúa como una capa protectora contra las gotas de fluidos corporales. Otros barbijos más complejos y costosos incluyen poliuretano (PUR) y / o poliacrilonitrilo (PAN). Estos polímeros al no ser biodegradables una vez desechados se acumulan en la naturaleza.
La información sobre los guantes de plástico está presentada de manera muy confusa. Uno puede encontrar online todo tipo de guantes de látex, de vinilo y de nitrilo biodegradables, lo que a primera vista resulta extraño. La realidad es que describir estos guantes como biodegradables es engañoso. A pesar de que el látex puro es biodegradable, para la fabricación de guantes se le agregan compuestos químicos para que adquieran ciertas propiedades. Con respecto a los guantes de nitrilo como los de vinilo, éstos son de un material sintético no biodegradable. Además, a pesar de que muchas personas los usan, los guantes nos dan una falsa sensación de seguridad ya que olvidamos medidas básicas como lavarse las manos, lo que significa que usarlos no es más seguro.
La magnitud del problema
Algunos países comenzaron a medir el impacto de esta nueva contaminación en base a la cantidad de productos descartables que compraron para la pandemia. Por ejemplo, En Francia las autoridades ordenaron dos mil millones de barbijos desechables. Laurent Lombard de Opération Mer Propre comenta: "pronto correremos el riesgo de tener más barbijos que medusas en el Mediterráneo". Por otra parte, un estudio estima que solo en el Reino Unido, si cada persona usara un barbijo por día durante un año, crearía 66,000 toneladas adicionales de desechos contaminados y 57,000 toneladas de packaging. Según un informe de WWF, "si solo el 1% de los barbijos se desecharan de forma incorrecta y terminaran en la naturaleza, esto provocaría que hasta 10 millones de barbijos por mes contaminaran el medio ambiente".
Son millones los residuos provenientes del equipo de protección individual (EPI). Los investigadores y conservacionistas advierten que los resultados de tantos desechos plásticos pueden ser desastrosos para el ambiente. Todo esto se suma a los más de 8 millones de toneladas de plásticos que terminan en los océanos cada año.
En Junio fue publicado un estudio que estima que se usan mensualmente 129 mil millones de barbijos descartables y 65 mil millones de guantes a nivel mundial.
Estos números son alarmantes. Si bien en este momento es fundamental mantenernos sanos y cuidarnos, podemos hacerlo sin afectar al ambiente. Es posible cuidarnos sin recurrir al plástico descartable. Podemos conseguir fácilmente tapabocas reutilizables, que a diferencia de los tradicionales barbijos desechables ¡pueden ser lavados y reutilizados muchísimas veces! Además, ¿Qué es más seguro que utilizar nuestro propio recipiente, bolsa de tela, botella reutilizable y tapaboca los cuales limpiamos nosotros mismos? Mantenernos sanos es fundamental, pero también es importante hacerlo de una manera responsable. ¡Cuidemosnos sin descuidar al ambiente!
Si te interesa saber más sobre los residuos de la pandemia te invitamos a descubrir el proyecto de @justineammendolia que está haciendo un relevamiento de los residuos de los equipos de protección personal (EPP) encontrados en la vía pública.
¿QUÉ ES LA PESCA FANTASMA?
Muchos de los plásticos que se encuentran en los mares son los aparejos o artes de pesca abandonados en las costas o en las aguas. Estas redes son de plástico y duran muchos años. No sólo contaminan el mar, sino que siguen atrapando diferentes animales por años. Esto es conocido como pesca fantasma o pesca invisible.
Aproximadamente 80% de los desechos que terminan en el mar vienen del continente. Sin embargo, algunos plásticos que se encuentran en los mares y son ignorados son los aparejos o artes de pesca (como redes o líneas) abandonados en las costas o en las aguas. Cuando se pierden pueden quedar enredados o enganchados en los fondos. Estas redes, al ser de plástico, duran muchos años y siguen atrapando diferentes animales por años. Esto es conocido como pesca fantasma o pesca invisible.
El problema es más grande de lo que creemos. Al menos 640 000 toneladas de artes de pesca son abandonadas en los océanos cada año, dañando la vida en los océanos. La FAO y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) estiman que una décima parte de todos los desechos en los océanos se compone de estas artes de pesca abandonadas o perdidas. Las redes, líneas y otros aparejos de pesca están hechos de nylon y otros compuestos plásticos que contribuyen enormemente a la contaminación plástica. De hecho un estudio reveló que el 46% de la isla de plástico del pácífico son redes de pesca perdidas o abandonadas. A pesar de que existen legislaciones y regulaciones internacionales a raíz del problema de las artes de pesca abandonadas en los océanos, hay problemas con su implementación y ejecución.
Las redes fantasma son de plástico, y por eso no desaparecen. A medida que pasa el tiempo las redes o las líneas se rompen en fragmentos más pequeños. Esto las hace mucho más difíciles de detectar y a veces resultan consumidas por diferentes animales, quienes las confunden con alimento. La pesca fantasma atrapa las especies para la que fueron diseñadas las artes de pesca, pero también otras especies como aves marinas, tortugas, delfines o lobos marinos, enredándolas. Todo este plástico altera el ambiente bentónico, es decir el fondo del mar y la superficie de agua que lo cubre. Estos desechos incluso destruyen barreras de coral, es decir se ve afectado todo el ecosistema marino. En un informe de la FAO se dio a conocer que hasta un millón de aves marinas pueden morir por año debido a la pesca fantasma.
Para resolver este problema se están buscando diferentes soluciones. Algunas organizaciones como WWF propone rastrear el dueño de la red perdida, por otro lado investigadores han hecho pruebas con redes biodegradables. Entre las causas del abandono de artes de pesca está la pesca ilegal y/o no reglamentada, por lo que la FAO propone medidas como la identificación y marcaje de artes de pesca, la utilización de artes de pesca biodegradables o alternativas, y la adopción de códigos de buenas prácticas de pesca.
Algunas soluciones que encontramos son el sistema Rémora en España o la resina biodegradable para artes de pesca en Korea. Esperamos que las buenas prácticas de pesca, la regulación y el control puedan mejorar para poder tener mares más limpios.