MÁS PLÁSTICO, MENOS REGULACIÓN: CÓMO EL GOBIERNO DE TRUMP IMPACTA AL PLANETA

Con el  triunfo de Donald Trump y su puesta en funcionamiento el pasado 20 de enero del 2025, muchas discusiones que pensamos obsoletas, vuelven a la mesa de debate. Entre las principales medidas gubernamentales que se abordaron en el último tiempo, hubo una importante desregulación de todas aquellas normativas vinculadas al Cambio Climático.

En principio, retiró nuevamente a EE.UU. del Acuerdo de París, eliminando compromisos de reducción de emisiones y financiación climática. Declaró una “emergencia energética nacional” para expandir la producción de petróleo y gas, incluso en áreas protegidas como el Ártico, debilitando la Ley de Especies en Peligro de Extinción promulgada en 1973.

También revocó incentivos para vehículos eléctricos, apuntando directamente a la transición energética, siendo este uno de los principales objetivos de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP). Además, eliminó la consideración de justicia ambiental en regulaciones de contaminación, lo que impacta directamente  a las comunidades más vulnerables. Estas medidas favorecen las industrias como la fósil a corto plazo, y  ponen en riesgo la biodiversidad, la salud pública y la transición global a energías limpias.

Sin embargo, una de las noticias que más resonó en los medios de comunicación en los últimos días, fue la firma de un decreto para poner fin a las prohibiciones impuestas a los sorbetes y poner fin al uso de sorbetes de papel ya que “utilizan químicos que pueden conllevar riesgos para la salud humana, son más caras de producir y a menudo obligan a los usuarios a usar varias. Además, las pajitas de papel a veces vienen envueltas individualmente en plástico, lo que socava el argumento ambiental que justifica su uso” según se específica en la normativa.

SORBETE PLÁSTICO VS. SORBETE DE PAPEL

Cada año, ingresan más de 19 millones de toneladas de plásticos a los océanos (Jambeck et al., 2015. Dato actualizado al 2025), y los sorbetes representan una parte significativa del problema. Según el último informe de Ocean Conservancy, los sorbetes de plástico figuran entre los diez desechos más comunes en las limpiezas de playas a nivel mundial (Ocean Conservancy, 2024). Su persistencia en el ambiente representa un riesgo para la fauna marina. Un claro ejemplo de esto ocurrió hace una década, cuando la científica Christine Figgener grabó el impactante momento en que encontró a una tortuga marina con la nariz obstruÍda por un sorbete de plástico (Figenner y Robinson, 2015), un video que se volvió viral y evidenció el impacto real de la contaminación plástica en los océanos.

Los sorbetes de plástico están fabricados en su mayoría de polipropileno, un material derivado del petróleo. Su producción no solo depende de recursos no renovables, sino que también contribuye a la contaminación y al aumento de emisiones que aceleran el cambio climático. La producción, uso y descarte de plásticos generan 1.800 millones de toneladas de CO₂ al año, lo que representa el 3,4% de las emisiones globales (OECD, 2022). Su uso masivo, refuerza la demanda de plásticos, agravando de esa forma el impacto ambiental.

Los sorbetes de papel, aunque una alternativa más sostenible al plástico, tienden a volverse resquebradizos al contacto con líquidos durante períodos prolongados. Sin embargo, la industria está trabajando en soluciones innovadoras para superar este desafío, desarrollando recubrimientos biodegradables que reemplazan el plástico tradicional. Estos recubrimientos, diseñados para ser compostables, tienen el objetivo de fortalecer la durabilidad de los sorbetes de papel sin comprometer su capacidad de biodegradación (Zede yi et al., 2024), promoviendo su uso como una opción más ecológica en la lucha contra la contaminación plástica.

ENTONCES, ¿VOLVEMOS AL PLÁSTICO?

La orden ejecutiva emitida por el actual mandatario contradice la Orden 3407 del Departamento del Interior de EE.UU., que buscaba reducir la contaminación plástica y fomentar alternativas sostenibles. Sin embargo, su alcance es limitado, ya que solo afecta al ámbito federal. Esto significa que la medida impacta únicamente a instituciones bajo control del gobierno federal, como parques nacionales, edificios gubernamentales y dependencias oficiales, sin influir en regulaciones estatales o locales.

En varios estados, como California, Nueva York, Oregón y Maine, existen leyes que prohíben el uso de plásticos descartables, incluÍdos sorbetes, bolsas y envases desechables. Las empresas que operan estos estados con prohibiciones estatales, como restaurantes, cafeterías y cadenas de comida rápida, deben seguir cumpliendo con las leyes locales sin importar lo que diga la orden ejecutiva de Trump. Esto significa que si un McDonald's en California tiene prohibido entregar sorbetes plásticos, esa prohibición sigue vigente aunque a nivel federal ya no exista restricción.

La decisión de Trump solo flexibiliza el uso de sorbetes plásticos en instituciones bajo su jurisdicción, pero no altera las leyes estatales que imponen restricciones más estrictas. Por lo tanto, en aquellas regiones con regulaciones locales más avanzadas, la prohibición sigue en pie y el sector privado debe seguir cumpliendo con las normativas establecidas.

LA RELACIÓN CON EL PLÁSTICO EN EEUU

Las regulaciones sobre plásticos han avanzado significativamente en los últimos años. En 2022, el Departamento del Interior emitió la Orden 3407 - anteriormente mencionada - para eliminar progresivamente los plásticos descartables en tierras federales, con el objetivo de erradicarlos para 2032. Esta medida busca reducir la contaminación y proteger la vida silvestre mediante la prohibición de botellas, envases, cubiertos, sorbetes y bolsas plásticas desechables. Además, se han implementado acciones como la reducción de venta de plásticos, la instalación de estaciones de recarga de agua, campañas de concienciación y limpieza de residuos en áreas costeras.

En paralelo, las leyes de Responsabilidad Extendida del Productor (EPR) han cobrado fuerza en el país, obligando a las empresas a asumir la gestión de los residuos de sus envases. Hasta la fecha, siete estados han adoptado estas normativas, Maine (2021), Oregón (2021), Nueva Jersey (2022), Colorado (2022), California (2022), Washington (2021) y Minnesota (2024), estableciendo objetivos de reciclaje y financiamiento de sistemas de gestión de residuos.

En 2023, se intensificaron las prohibiciones y regulaciones sobre plásticos con la primera restricción estatal en Massachusetts para botellas descartables menores a 500ml y leyes de reciclaje en Indiana, Utah y Kansas.

En el año 2024, el gobierno de Joe Biden (2021-2025) había aprobado un plan para reducir de manera gradual los plásticos desechables como sorbetes y cubiertos en departamentos gubernamentales, con el objetivo de eliminarlos por completo para 2035.

TRATADO GLOBAL DE PLÁSTICOS VS. TRUMP

A nivel internacional, el actual mandatario estadounidense ha tomado medidas que representan un retroceso en la lucha contra el cambio climático. Entre ellas, la eliminación de todas las contribuciones de EE.UU. a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC). Esto afecta directamente la financiación del Fondo Verde para el Clima (GCF), un mecanismo clave para apoyar a los países en desarrollo en su transición hacia economías más sostenibles.

Si bien aún no se ha definido la fecha del último encuentro del Comité Internacional de Negociaciones (INC) para un tratado global sobre plásticos, la postura de EE.UU. ya deja entrever un enfoque poco ambicioso en materia ambiental. Esto no solo afecta su propio compromiso con la reducción de plásticos, sino que también podría influir en otros países alineados con su visión, como Argentina bajo la gestión de Javier Milei.

En caso de que se apruebe un tratado global, EE.UU. tiene el derecho de no ratificarlo, como cualquier otro país. Sin embargo, el verdadero desafío radica en que el acuerdo sea lo suficientemente ambicioso para generar cambios significativos a nivel mundial. El riesgo es que, dada su actual postura en materia ambiental, EE.UU. adopte una posición flexible y con pocas restricciones, debilitando el impacto del tratado y limitando su efectividad en la reducción del consumo de plásticos.

Conocé más sobre el trabajo que realizamos en Políticas Públicas: 📩 EscribÍnos a politicaspublicas@unplastify.com

Autoras: Camila Astesana y Andrés Abreu Urdaneta. Equipo de Políticas Públicas de Unplastify.

Next
Next

UNA EMPRESA QUE BUSCA MINIMIZAR EL USO DE PLÁSTICOS DESCARTABLES Y REGENERAR LOS OCÉANOS - MEDIA MAÑANA - LT3 - AM680