CRIANZA SIN PLÁSTICO: ¿CÓMO EVITAR LOS PAÑALES DESCARTABLES?
Como tantos otros productos descartables de un solo uso, los pañales se hacen con plástico y contribuyen de manera muy significativa a la cantidad de basura que generamos: 7.910 millones de kilos por año. El plástico de estos pañales, que se convierten en basura en tan solo unas horas, se acumula en el ambiente por siempre porque el plástico no desaparece. Conocé las alternativas más saludables para las infancias y para el planeta.
Pañales descartables: el problema del plástico
En los años 50 los pañales descartables se usaban en menos del 1% de los cambios de pañal de EEUU. Pero la demanda explotó a partir de 1961, cuando se puso a la venta un pañal barato y de diseño innovador (P&G, 2012). Hoy en día la mayoría de las familias eligen usar pañales descartables, llegando a un 95% en países como Canadá y Francia (Meseldzija et al., 2013, ANSES, 2019).
Vivimos en una cultura donde la mayoría de los bebés usan pañales por aproximadamente 36 meses (Dey et al., 2016). Un bebé recién nacido utiliza entre 8 y 10 pañales desechables por día y se estima que, a nivel global, el número total de pañales desechables utilizados durante los primeros 3 años es de 4600 a 4800 (Dey et al., 2016). En 2021, se consumieron aproximadamente 7.910 millones de kilogramos de pañales desechables en el mundo. Se prevé que esta tendencia creciente se mantenga en los próximos años, alcanzando los 9.200 millones en 2026 (Statista, 2022). En CABA, los pañales y apósitos ocupan el cuarto lugar dentro de los residuos sólidos, constituyendo el 5,19% del total (CEAMSE, 2016). Teniendo en cuenta que en la ciudad se generan 6.760 toneladas de basura por día (Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), solo en CABA se descartan más de 350 toneladas de pañales y apósitos por día, el equivalente a 23 camiones de basura llenos de plástico.
Pero ¿de qué están hechos estos pañales? Los pañales desechables se componen principalmente de polímeros, como polipropileno, poliéster y polietileno, que son biológicamente inertes y no biodisponibles, es decir que derivan de combustibles fósiles como el petróleo y el gas (Dey et al., 2014; Cordella et al., 2015).
Desde fuera hacia la cola del bebé las partes de un pañal son: una capa exterior impermeable, la parte absorbente, un sistema de distribución del líquido, y la capa en contacto con la cola del bebé (Makoś-Chełstowska et al., 2021). La parte absorbente está compuesta por pulpa de celulosa (que viene de árboles) y un polímero superabsorbente fabricado principalmente como poliacrilato de sodio. El poliacrilato de sodio puede absorber y retener hasta 1000 veces su propia masa; el líquido se almacena dentro de una estructura de gel y ni siquiera se libera bajo presión (Cordella et al., 2015).
El resto es todo plástico:
Polipropileno (PP): Se utiliza principalmente para la lámina que está en contacto con la piel del bebé y presenta una superficie suave, lisa y altamente permeable (Cordella et al., 2015).
Polietileno de baja densidad (LDPE): se utiliza principalmente para la cubierta exterior impermeable que sostiene el pañal y evita que se filtren líquidos (Cordella et al., 2015).
Polietileno (PE): podemos encontrarlo en todas partes, en la lámina que distribuye el líquido, en la lámina en contacto con la cola del bebé, en la capa exterior impermeable, en las cintas y en los sistemas de fijación (Dey et al., 2014; Makoś-Chełstowska et al., 2021).
En otras palabras están compuestos por plásticos y como todo plástico no desaparecen, se acumulan por años en el ambiente.
Pañales de tela: la alternativa sin plástico
Este problema nos hace pensar en alternativas reutilizables, como los pañales de tela, que funcionan igual que los descartables: tienen una cubierta impermeable y una parte absorbente, y entre la cola del bebé y el absorbente puede agregarse un “siempre seco” (Lena, 2022). La tela absorbente puede ser de distintos materiales ecológicos como bambú o cáñamo. No tienen nada que ver con los antiguos pañales de tela que había que hervir, refregar, y que no dejaban respirar la piel. Además podemos elegir pañales con absorbentes certificados para asegurarnos de que estén libres de químicos tóxicos y cuya producción respete al medio ambiente. Con tan solo 12-15 pañales de tela modernos podemos reemplazar los casi 6000 pañales descartables que usa en promedio un bebé desde que nace hasta que deja los pañales.
En cuanto al gasto económico, según el IPC de 2023, considerando que el precio de 10 U. de pañales desechables es de $573,33, el gasto anual promedio por 2500 pañales para un bebé es de $143.332,5. En cuanto a los pañales de tela, comprar uno cuesta en promedio $6500. En un año, un bebé utiliza aproximadamente 10 pañales de tela (adaptado de Meseldzija et al., 2013), por lo que el gasto anual será de $65.000. Es decir, menos de la mitad. El bebé seguirá usando los mismos pañales que usó el primer año, por lo que no habrá más gastos en los años subsiguientes. Además, los pañales de tela se pueden usar en más de un bebé, lo que reduce significativamente su costo.
Podemos seguir usando pañales descartables pero reducir su consumo aunque sea en unos pocos pañales por semana, incorporando pañales de tela solo para la noche o para el agua, por ejemplo. De hecho, la mayoría de las familias que usan pañales de tela los combinan con descartables. También podemos replantearnos el hábito tan instalado de usar pañales 24/7 y regalarle a los bebés momentos sin pañal, que lo ayudan a tomar consciencia de su cuerpo, que le permiten a su piel respirar, que mejoran la dermatitis. La práctica tiene un nombre: higiene natural o comunicación de la eliminación. Y podés leer de qué se trata acá.
Tenemos una oportunidad para cuidar la salud del ambiente y de nuestros hijos e hijas con un cambio de hábito que está disponible y que nos permite ahorrar económicamente. Es cuestión de animarse a probar de a poco, empezar a probar las mejores alternativas y empezar a desplastificarnos.