CRUCE AL HEMISFERIO SUR // Crossing to the Southern Hemisphere
Bitácora #6: El desafío del segundo cruce Atlántico
A fines de Agosto ya estábamos nuevamente en Gibraltar, para encarar un nuevo cruce Atlántico. Esta vez hacia el hemisferio Sur, cruzando el Ecuador. Sin duda fue el tramo más difícil de todos por varias razones, pero la mas importante fue cruzarnos con la Tormenta Tropical Nadine.
El recorrido fue Gibraltar - Canarias - Cabo Verde - Noronha - Salvador de Bahia. En total, fueron 29 días de navegación (sin contar los días que nos quedamos en puerto o haciendo navegaciones cortas). Recorrimos más de 4.000 millas náuticas (7.400 km). Una característica de toda esta etapa fue la falta de tráfico (excepto en Gibraltar). No solo no veíamos veleros, sino que casi no veíamos tráfico comercial. Nos encontramos con un mar muy desértico.
La salida de Gibraltar no fue fácil. La combinación del tráfico, la fuerte corriente e inesperados vientos de hasta 50 nudos hicieron que no pasara desapercibido que estábamos volviendo a mar abierto. Una vez más, estábamos en el Océano Atlántico. Esas condiciones de viento, corriente y ola son muy demandantes porque quien esta de guardia tiene que estar muy atento.
Las Islas Canarias son un archipiélago español frente al Noroeste africano. Muy variadas en aspecto, algunas son más áridas y de origen volcánico, y otras tienen parques nacionales tropicales increíbles. Pasamos por Isla Graciosa, Lanzarote, Tenerife y La Gomera. Históricamente las Canarias han sido una parada estratégica para barcos transatlánticos, ya sea de exploración o comerciales. Hoy en día sigue siendo un punto de partida clave para veleristas que cruzan a Sta. Lucía en el Caribe. Nosotros íbamos más al sur (a Brasil) y sumado a que estábamos adelantados en la temporada de cruces, no conocimos mucha gente que fuera a hacer nuestra ruta.
Afortunadamente (y lamentablemente) no pude hacer el tramo entre Canarias y Cabo Verde, gracias a la invitación de NatGeo para contar nuestra experiencia en Sustainable Brands en Buenos Aires. Nacho y Sebas lo hicieron sin mí en dobles, y si bien se cruzaron con algunos vientos fuertes, no tuvieron inconvenientes y llevaron Fanky a buena velocidad. Igual estaban contentos cuando los encontré en Mindelo (Cabo Verde), porque dividir las tareas entre 3 es mucho menos agotador.
Mindelo fue el único destino africano de nuestra ruta. Fue muy interesante ver las diferencias culturales. Por ejemplo con el uso del plástico, si bien se veían muchos plástico de un solo uso (vasos, botellas, bolsas), también vi que naturalmente no lo usan tanto los locales, sino más bien los turistas. Además, me pareció ver una intención clara de reciclaje. Me encantaron sus cestos de basura hechos con barriles reutilizados, pintados en dos colores (azul y amarillo) distribuidos por las calles.
El tramo Mindelo - Noronha fue el más largo de este segundo cruce Atlántico, y además el más difícil. “Zarpamos rumbo a Noronha el 4 de octubre. Viento escaso. Mucha humedad. Rumbo sur, según lo recomendado. Cero barcos. Al 3er día empezaron los squalls (también conocidos como chubascos, aguaceros o chaparrones - un tipo de precipitación repentina de gran intensidad y fuertes vientos). Asi que spinnaker abajo (y todas las velas mas bien abajo). Rizos y foque achicado.” (notas del diario de viaje) Monitoreando los varios squalls que nos rodeaban, esquivamos varios, pero nos agarró más de uno con lluvia y vientos fuertes de entre 25 y 35 nudos. Al principio vino bien el agua fresca para limpiar la cubierta pegajosa de agua salada y para refrescar la creciente humedad del ambiente.
Pero la frecuencia e intensidad se incrementaban. Y nos preocupamos cuando empezó a soplar 30/40 y hasta rachas de 50 nudos de viento. Después de unas cuantas horas de mensajes satelitales a ayudantes en tierra y descargas de datos meteorológicos actualizados descubrimos que nos estábamos cruzando con el origen de la tormenta tropical Nadine. Después de 12 horas y habiendo cambiado rumbo 90 grados para evitarla, habiendo tenido que avanzar a motor, a palo seco (sin vela) o a la capa (mínima vela), empezamos a sentir que finalmente nos estábamos alejando del riesgo. Gracias inmensas a la ayuda de tierra, especialmente la de MatiZap y IñaReca.
El 10 de octubre el cielo finalmente empezó a aclarar de a ratos, aunque seguían cada tanto los squalls y lluvias aisladas. Lo peor ya había pasado. Para limpiarnos del estrés, decidimos meternos al agua. La sensación de saber que abajo habían 5.000 metros de profundidad es algo extrema. Pero valió la pena. Además, aprovechamos la “calma relativa” para tomar muestras de micro-plásticos. Mientras estábamos en plena sesión se largó nuevamente a llover y tuvimos que hacer toda la maniobra de subir el Manta Trawl a cubierta bajo la lluvia. La zona que estábamos atravesando no es típicamente una zona de concentración de plástico pero veremos que encontramos en las muestras.
Cruzar el Ecuador por primera vez es un momento memorable para un/a navegante. La tradición indica que el más experimentado a bordo se disfraza de Neptuno. Los marineros/as rinden homenaje y sus respecto al rey del mar con ofrendas varias y prendas. Este rito de iniciación transforma a un marinero inexperto en un hijos/as de Neptuno. En Fanky, minutos antes de cruzar la famosa línea imaginaria, subió a bordo Neptuno (Gracias Sebas!). Fue un momento de celebración, brindamos con champagne como ofrenda al rey y nos sentimos orgullosos por el reconocimiento a haber cruzado la latitud 0°0'0". Llegamos al Hemisferio Sur.
Tardamos 12 dias y noches para llegar a Fernando de Noronha, un archipiélago paradisíaco brasilero, todavía lejos del continente. Recorrimos la isla y nos preparamos para la siguiente y última parte del cruce. Los 3 días en Noronha ameritan un blog-post aparte, pero simplemente quiero aclarar que no fue tan sólo una parada técnica, sino un encuentro fuerte con la realidad marina: fauna y plástico.
La última etapa fue, en comparación con las otras, tranquila. Tardamos 5 días en llegar a Salvador de Bahía. Fanky siguió bajando la costa brasilera y llegará pronto a Uruguay. Pero para nosotros, éste fue el final de esta etapa y también el final de la travesía de navegación desde Nueva York. Una exploración llena de aprendizajes, una experiencia de vida y una aventura oceánica inolvidable.
Log # 6: The second Atlantic crossing challenge
At the end of August we were again in Gibraltar, to face a new Atlantic crossing. This time to the Southern Hemisphere, crossing the Equator. Undoubtedly, it was the most difficult stretch of all for several reasons, but the most important was crossing with the Tropical Storm Nadine.
The tour was Gibraltar - Canary Islands - Cape Verde - Noronha - Salvador de Bahia. In total, there were 29 days of navigation (not counting the days that we stayed in port or doing short navigations). We traveled more than 4,000 nautical miles (7,400 km). A characteristic of this whole stage was the lack of traffic (except in Gibraltar). Not only did we not see sailboats, but we saw almost no commercial traffic. We find ourselves with a very desert sea.
The departure from Gibraltar was not easy. The combination of traffic, strong current and unexpected winds of up to 50 knots made it not go unnoticed that we were returning to the open sea. Once again, we were in the Atlantic Ocean. These conditions of wind, current and wave are very demanding because who is on duty must be very attentive.
The Canary Islands are a Spanish archipelago off the African Northwest. Very varied in appearance, some are more arid and of volcanic origin, and others have incredible tropical national parks. We passed by Isla Graciosa, Lanzarote, Tenerife and La Gomera. Historically the Canary Islands have been a strategic stop for transatlantic ships, either exploration or commercial. Nowadays, it is still a key starting point for sailors crossing St. Lucia in the Caribbean. We went further south (to Brazil) and, in addition to being ahead of schedule in the crossing season, we did not meet many people who were going to make our route.
Fortunately (and unfortunately) I could not do the stretch between the Canary Islands and Cape Verde, thanks to the invitation of NatGeo to tell our experience in Sustainable Brands in Buenos Aires. Nacho and Sebas did it without me in doubles, and although they crossed with some strong winds, they did not have problems and they took Fanky at a good speed. Maybe they were happy when I found them in Mindelo (Cape Verde), because dividing the tasks by 3 is much less exhausting.
Mindelo was the only African destination on our route. It was very interesting to see the cultural differences. For example, with the use of plastic, although there were many plastic single-use (glasses, bottles, bags), I also saw that naturally not so much used by locals, but rather tourists. Also, I thought I saw a clear intention of recycling. I loved their trash cans made with reused barrels, painted in two colors (blue and yellow) distributed through the streets.
The Mindelo - Noronha section was the longest of this second Atlantic crossing, and also the most difficult. "We set sail for Noronha on October 4. Scarce wind. A lot of humidity. Southbound, as recommended. Zero boats. On the 3rd day the squalls began (also known as squalls, downpours or showers - a type of sudden heavy precipitation and high winds). So spinnaker down (and all the candles rather down). Curls and jib shrink. "(Travel log) Monitoring the various squalls that surrounded us, we dodged several, but we caught more than one with rain and strong winds between 25 and 35 knots. At first the fresh water came in handy to clean the sticky saltwater cover and to cool the growing humidity in the environment.
But the frequency and intensity increased. And we were worried when it started blowing 30/40 and up to gusts of 50 knots of wind. After a few hours of satellite messages to ground helpers and updated weather data downloads we discovered that we were crossing with the origin of Tropical Storm Nadine. After 12 hours and having changed course 90 degrees to avoid it, having had to advance to motor, to dry stick (without sail) or to the layer (minimum sail), we began to feel that finally we were moving away from the risk. Immense thanks to the help of land, especially that of MatiZap and IñaReca.
On October 10, the sky finally began to clear up at times, although the squalls and isolated rains continued every so often. The worst was over. To cleanse ourselves of the stress, we decided to get into the water. The feeling of knowing that down there were 5,000 meters deep is something extreme. But it was worth it. In addition, we take advantage of the "relative calm" to take samples of micro-plastics. While we were in session it started again to rain and we had to do all the maneuver to raise the Trawl Manta on deck in the rain. The area we were going through is not typically a plastic concentration zone but we'll see what we find in the samples.
Crossing Ecuador for the first time is a memorable moment for a navigator. Tradition indicates that the most experienced on board is disguised as Neptune. The sailors pay homage and their respect to the king of the sea with various offerings and garments. This rite of initiation transforms an inexperienced sailor into a son / daughter of Neptune. In Fanky, minutes before crossing the famous imaginary line, he climbed aboard Neptune (Thanks Sebas!). It was a moment of celebration, we offered champagne as an offering to the king and we are proud of the recognition of having crossed the latitude 0 ° 0'0. "We arrived in the Southern Hemisphere.
It took us 12 days and nights to get to Fernando de Noronha, a Brazilian paradisiacal archipelago, still far from the continent. We toured the island and prepared for the next and last part of the crossing. The 3 days in Noronha merit a separate blog post, but I simply want to clarify that it was not just a technical stop, but a strong encounter with the marine reality: fauna and plastic.
The last stage was, in comparison with the others, quiet. It took us 5 days to get to Salvador de Bahía. Fanky continued down the Brazilian coast and will soon arrive in Uruguay. But for us, this was the end of this stage and also the end of the navigation journey from New York. An exploration full of learning, an experience of life and an unforgettable ocean adventure.
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