Día 8 - 22/09
“Último día ya encarando rumbo a Ushuaia. Llegaríamos por la tarde.
La navegación fue más tranquila. Incluso Diego puso una hamaca paraguaya en proa para ir gozando del entorno. A lo lejos se veía la cordillera de Darwin, a la derecha e izquierda montañas bellísimas de las cuáles Joe nos iba comentando las que identificaba. Una del lado chileno se llama cuernos de diablos, ganas de volver y hacerla.
Navegamos entre islas, con una profundidad de 1 metro por momentos. El agua era color esmeralda.
Vimos mucho residuo de pesca, desafortunadamente. Ya nos estábamos acercando a la civilización.
En vez de ir directo a Ushuaia, pasamos por el famoso Faro. Qué linda vista! Lleno de lobos marinos y cormoranes. Fue la frutilla del postre pasar por ahí.
Llegamos al Puerto de Ushuaia a las 1630. Nos vinieron a recibir varias personas. Había una mezcla de emociones, parecido a terminar un libro que te cautivó por un tiempo. Había agradecimiento por lo vivido y curiosidad por cómo seríamos luego de esta experiencia.
Cada uno fue a su departamento a dejar bolsos, a finalmente bañarnos y a decantar todo el cansancio. Volvimos a tener conectividad y me perdí en el celular. Me acordé lo que era estar hiperconectada todo el tiempo y me abrumé.
Fuimos a un bar a festejar el cumple de Joe. Mucha multitud, ruidos, energía. Con Nati respiramos hondo fuera del bar para bajar la abrumadora situación de un bar.. De a poco fuimos cayendo en que estábamos de vuelta. Rica comida y juegos de mesa (obvio que me puse competitiva). La noche terminó en Dublín - un bar típico de Ushuaia. Solo decir que la rompimos toda hasta las 4am. Llegamos y el bar estaba muerto, nos fuimos siendo los reyes y reinas de la noche. Hubo mucho cuarteto y risas, risas siempre.”