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LLEGAR AL VIEJO CONTINENTE

Bitácora #4: Llegar al viejo continente

Azores nos fascinó por sus particulares visitantes: veleros y navegantes de todo el mundo con sus mil historias. Y además, por su especial conexión con el mar y la vida marina. Históricamente cazadores de ballenas, hoy se dedican a protegerlas.

Conocimos y entrevistamos a Noelia Ríos, española radicada en Horta hace 3 años dedicada a investigar para el Instituto de Investigación Marina de la Universidad de Azores cómo los plásticos están afectando a ballenas y otros animales típicos de la zona. Hablando con ella aprendimos que la mayoría de los residuos encontrados en el fondo marino son de plástico y una gran parte son descartes asociados a la pesca, como redes desechadas. Quedamos muy sorprendidos de cómo la mala gestión de desechos pesqueros, puede afectar su fuente de recursos, los peces.

Pasamos una semana en Azores. Un frente de tormenta demoró nuestra salida por tres días, para esperar una buena ventana de tiempo. Y bien que lo hicimos porque al segundo día de pasaje se rompió nuevamente el piloto automático (esta vez otra parte del sistema: el brazo hidráulico). Dudamos si volver o no, porque sería mucho esfuerzo timonear a mano 24hs por los próximos 5 días, pero decidimos hacerlo. Éramos 4 y tomamos turnos de 2/3 horas, ya que es muy demandante. Pero el viento ayudó y llegamos Lagos, Portugal al 6to día en el mar.

Pasar días en el mar ayuda a leer, escribir, reflexionar. Tantos días alejados del teléfono y la computadora (y de todo lo que nos conectamos a través de estos dispositivos), dan mucho tiempo para otras cosas. A veces está bueno no estar tan “conectados” y en cambio conectarnos con la naturaleza. Y aunque costó unos días bajar el ritmo, es sin duda una de las mejores cosas del cruce. Increíblemente, la mente se ocupa de mantenernos entretenidos con recuerdos, ideas y reflexiones.

Por ejemplo, me puse a pensar cómo un barco es un sistema relativamente cerrado y con recursos muy limitados. La eficiencia en el consumo de estos recursos es algo muy importante: alimentos, electricidad, gas para cocinar, combustible. Todos estos recursos son escasos a bordo (aunque calculados con algo de margen para los cruces, son limitados) y toda la tripulación sabe que tiene que cuidarlos mucho. Otro tema son los residuos, que a excepción de los orgánicos, se guardan lo más limpios y compactos posibles hasta llegar al siguiente puerto. Con lo cual: nada entra y casi nada sale del sistema. Me pareció muy interesante pensar cómo en realidad, a otra escala completamente distinta, estamos en la misma a nivel planeta. Aunque lamentablemente no toda la tripulación esta consciente de esto todavía.

Llegar a Europa continental fue un gran desafío para Fanky y su tripulación. Todavía nos faltaban algunas millas para llegar a Gibraltar, nuestro destino de esta primera etapa. Pero, decidí aprovechar para irme a Londres, a una conferencia organizada por Ellen MacArthur Foundation sobre ideas innovadoras disruptivas. Y tuve oportunidad de conectarme con distintas organizaciones trabajando en el tema plásticos. (Ya contaré más en otro blogpost.)

Volvimos y salimos con Fanky rumbo a Cádiz. Si bien las distancias ahora son más cortas, hay mucho más tráfico marítimo. Además, ahora somos sólo dos a bordo y hay más responsabilidades y trabajo para cada uno. Llegamos al puerto de Cádiz de noche, pero gracias a la buena señalización de boyas y la luna casi llena, no fue un problema. Disfrutamos la ciudad recorriéndola con nuestras bicis plegables. Y aproveché para conocer a Andres Cozar, de la Universidad de Cadiz, cuyos estudios sobre fuentes de contaminación plástica en océanos fueron parte de la reciente edición especial de Revista National Geographic sobre plástico. (También contaré más en el próximo blogpost.)

Y finalmente llegamos a Gibraltar, cuidadosos con la cantidad de tráfico comercial de la zona y fascinados por estar cruzando el famoso estrecho que conecta el Atlántico con el Mediterráneo. Recorrimos la ciudad, que es un lugar muy único: una partecita de Inglaterra en el extremo sur de España. Estamos felices de haber llegado. Y agradecidos de todas las personas que nos ayudaron a lograrlo. Después de 27 días en el océano (56 desde el comienzo de la travesía), 3.700 millas náuticas, llegamos desde Nueva York a Gibraltar. Y ahora se viene la nueva fase: explorar Europa por mar y tierra.

Puerto de Horta, Isla de Faial

Redes de pesca descartadas

Guardias al timón, día y noche.

Paisajes que invitan a la reflexión

Felicidad a bordo por Tierra (continental) a la vista

Navegación nocturna a la luz de la luna.

Tráfico marítimo llegando a Gibraltar

Con la famosa roca de Gibraltar de fondo