TRATADO DE LOS OCÉANOS: ¿EL MUNDO CAMINA HACIA LA DESPLASTIFICACIÓN?

Hoy les traemos una nueva noticia para nuestra sección de #PolíticasPúblicasyPlásticos, donde buscamos compartir nuestra mirada y contar diferentes casos de regulaciones al plástico, tanto en Argentina 🇦🇷 como a nivel global: Tratado de los océanos.

La conexión global con el plástico y su impacto ambiental

En los últimos años, el mundo ha tomado mayor conciencia sobre el impacto negativo que el plástico tiene tanto en la salud humana como en el medio ambiente. Como respuesta, muchos países han implementado medidas regulatorias para limitar el uso de productos plásticos de un solo uso, como bolsas, sorbetes y cubiertos. Estas regulaciones, que se dan a nivel nacional y municipal, buscan reducir la cantidad de plástico que termina contaminando los ecosistemas. Por ejemplo, en 2017, Indonesia se comprometió a reducir su basura marina en un 70% para 2025, mientras que Kenia acordó eliminar por completo el uso de plásticos de un solo uso.

Un paso clave en este proceso han sido las sesiones del Comité Intergubernamental de Negociación (INC), impulsadas por las Naciones Unidas en 2022, con el objetivo de desarrollar un tratado internacional legalmente vinculante para combatir la contaminación por plásticos, incluso en los ecosistemas marinos, para finales de 2024.

¿Qué es el Tratado de los océanos?

El “Tratado de Alta Mar”, también conocido como el tratado oceánico, es un acuerdo que tiene el potencial de cambiar la forma en que protegemos los océanos del mundo. Este tratado, que necesita la ratificación de al menos 60 países para entrar en vigor, establecerá zonas marinas protegidas que limitarán la pesca, la navegación y actividades como la minería de aguas profundas. También fomentará la cooperación internacional en tecnología marina y asegurará que se evalúe el impacto ambiental de las actividades en aguas internacionales. Se espera que el tratado sea ratificado antes de la Conferencia de Naciones Unidas sobre los Océanos, programada para realizarse en Francia en 2025. A nivel regional, Chile ya ha dado un paso ejemplar al ser el primer país en ratificar este tratado.

Esta iniciativa es crucial, ya que las aguas internacionales, que representan dos tercios de los océanos, carecen de herramientas claras de protección. El último acuerdo relevante, la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, firmado en 1982 y en vigor desde 1994, dejó vacíos significativos en la protección de la biodiversidad marina. Hoy, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cerca del 10% de las especies marinas está en peligro de extinción, lo que subraya la urgencia de un marco legal más sólido.

Este tratado, busca proteger el 30% de los océanos del mundo, asignar más recursos financieros a la conservación marina y regular el acceso y uso de los recursos genéticos marinos. El actual Secretario General de la ONU, António Guterres, enfatizo en que este tratado es clave para enfrentar la triple crisis planetaria que abarca el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. También es vital para lograr los objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal.

Cada año entran más de 11 millones de toneladas de plástico a los océanos (Jambeck et al., 2015. Dato actualizado al 2022).

¿Qué relación tiene el tratado de los océanos con el plástico?

La contaminación plástica en los océanos es un problema de gran magnitud que afecta tanto a la vida marina como a la salud humana. Según el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), los plásticos están presentes en todos los rincones del planeta, desde las playas más remotas hasta el fondo del océano Ártico, y están entrando en la cadena alimenticia, llegando incluso a nuestros platos. Cada año entran más de 11 millones de toneladas de plástico a los océanos (Jambeck et al., 2015. Dato actualizado al 2022) y si esta tendencia continúa, para 2050 habrá más plástico que peces en el mar por peso.

El problema es especialmente grave cuando consideramos que los microplásticos, pequeñas partículas de plástico que resultan de la descomposición de desechos más grandes o que se originan en productos como pastas de dientes o cosméticos, transportan contaminantes tóxicos. Estos microplásticos ingresan a la cadena alimentaria a través de los peces y otros organismos marinos que los ingieren, lo que representa un riesgo para la salud humana y la seguridad alimentaria.

Además, la "pesca fantasma" —redes plasticas y aparejos de pesca abandonados que siguen atrapando animales marinos— exacerba el problema, atrapando y matando a miles de especies marinas cada año y contaminando el agua.

El Tratado de los Océanos tiene el potencial de ser un instrumento fundamental para combatir la contaminación plástica y proteger la biodiversidad marina. Al establecer áreas marinas protegidas y regular las actividades humanas, este tratado contribuye directamente a cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14, que busca “conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, mares y recursos marinos”.

El éxito de este tratado dependerá de la colaboración internacional y del compromiso de los países para implementar políticas que reduzcan la contaminación plástica y protejan nuestros océanos. Este acuerdo representa un avance significativo hacia la protección de los ecosistemas marinos y la preservación de la vida en nuestros océanos. En conjunto con el Tratado Global de Plásticos, es un claro ejemplo de cómo la acción colectiva puede enfrentar uno de los desafíos ambientales más grandes de nuestro tiempo.

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Autoras: Camila Astesana. Analista del área de Políticas Públicas

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